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domingo, 31 de julio de 2016

Anatomía de Grey. Temporada 11.

Capítulo 1. Debo de haberlo perdido en el viento.
"Cuando tenía cinco años, mi madre me perdió en un parque. Sólo recuerdo que estaba montada en el tiovivo y que, de pronto, ella ya no estaba. No recuerdo cómo la encontré ni cómo llegué a casa. Sí, recuerdo lo que pasó después. Me dijo que no me preocupara, que todo iría bien. Me dijo que íbamos a jugar a estar en silencio, yo sabía que no tenía que preguntarle nada. Si no, podría haberle dicho que había olvidado mi muñeca. Me encantaba esa muñeca, me dolió dejarla allí. Es curioso cómo funciona la memoria: lo que recuerdas vagamente y lo que nunca olvidas. 
Perderse puede tener su encanto. A veces, debemos perdernos para encontrarnos. Y, a veces, nos encontramos para volver a perdernos. No siempre podemos controlarlo, eso nos deja a la deriva. Y mientras te quedas en el porche mirando lo que estás a punto de dejar atrás, debes aceptar que desapareció, se perdió, como tú. Lo único que puedes hacer es quedarte quieto, respirar hondo e intentar aceptar el rumbo hacia el que te llevará el viento."
Meredith Grey.

Capítulo 2. Un rompecabezas sin una pieza.
"Me encantan los puzles desde pequeña. Mi récord del crucigrama del New York Times es de once minutos: tenía trece años, sigo intentando batirlo. Ha quedado arrogante. Quería decir que, cuando empiezo un crucigrama, no puedo parar hasta acabarlo. Los puzles son la razón por la que estudié Medicina, en eso consiste la esencia: recabas toda la información, examinas el problema, te concentras, y resuelves el puzle. Las personas son un puzle más difícil: nunca hay una sola solución, y nunca tienes toda la información.
La mayoría de los puzles se reducen a la última pieza, ya sea la respuesta a un enigma médico, o a la pregunta de quién eres o cuál es tu sitio. Todo se reduce a esa última pieza. Por eso, te sientes tan satisfecha cuando colocas la última pieza. A no ser que la pieza no encaje del todo. Eso puede hacer que te arrepientas de haber empezado a resolver el puzle."
Maggie Pierce.

Capítulo 3. Tienes que ser real.
"En la mesa de operaciones es donde más vulnerable es una persona: desnuda, desprotegida. La piel no es una buena coraza, es suave, quebradiza.
A los cirujanos nos forman para ser invulnerables. Nos cuesta desnudarnos porque sabemos lo profundas que pueden ser algunas heridas. Pero vulnerabilidad no es antónimo de fuerza, es una parte necesaria. Tenemos que forzarnos a abrirnos, a descubrirnos, a brindar cuanto tenemos, y rezar para que sea suficiente. Porque si no, no triunfaremos."
Meredith Grey.

Capítulo 4. Solo mamá lo sabe.
"Así quería ser recordada mi madre. El recuerdo que tengo de ella es algo diferente. Seguro que todos recuerdan su propia versión de ella. Versiones que ni yo reconocería. Eso es lo único que queda de alguien cuando ya no está. Pero ahí está la trampa. Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. Es como decía mi madre: 'El tiovivo nunca deja de girar'. 
Dicen que podemos reprimir nuestros recuerdos, puede que los dejemos guardados en alguna parte. Porque, por muy dolorosos que sean, son nuestras posesiones más valiosas. Hacen de nosotros quienes somos."
Meredith Grey.

Capítulo 5. Doblarse y romperse.
"Sangrado incontrolable, acidosis, hipotermia... Todo sabemos lo que significa esta combinación: es la tríada de la muerte, el punto de no retorno. Entonces, los cirujanos empezamos el control de daños: te paras, das un paso atrás, dejas descansar al cuerpo y ves si puedes hallar una solución al caos que está produciéndose dentro.
Cuando el caos remite, tenemos que volver, echar otro vistazo, tenemos que preguntarnos: ¿Puede este cuerpo recomponerse? Si hemos hecho nuestro trabajo bien, podrá hacerlo, cesará el sangrado. Repararemos los daños, recompondremos el cuerpo de nuevo. Pero, por mucho que lo intentemos, debemos reconocer que algunas cosas no tienen arreglo."
Arizona Robbins y Caliophe 'Callie' Torres.

Capítulo 6. No vamos a empezar.
"Los traumatismos son complejos, caóticos. Tienes ante ti un cuerpo que ha sido reducido a una masa sangrienta. A veces, no sabes por dónde empezar. Por suerte, alguien muy listo desarrolló un protocolo, el AVC: vía Aérea, Ventilación, Circulación. El AVC mantiene con vida al paciente mientras piensas en cómo arreglar el estropicio. Lástima, no poder resolver todo en la vida con un tubo endotraqueal.
El AVC en los traumatismos es una herramienta útil para mantener a un paciente vivo. Pero sólo es un punto de partida. Cuando tenemos controladas las vías respiratorias, la ventilación y la circulación del paciente, empieza el trabajo más difícil. No sabemos cuánto tardaremos en limipiar el estropicio cuando empiezas porque, a veces, no sabes lo que te espera. No sabes a qué vas a enfrentarte. No sabes qué secretos guarda el cuerpo que tienes enfrente ni si, cuando todo acabe, habrá algo que merezca la pena salvar."
Meredith Grey.

Capítulo 7. ¿Podríamos empezar de nuevo, por favor?
"Dicen que la vida no da segundas oportunidades, pero nosotros las damos. Los cirujanos las dan. Si te partes un hueso, lo soldamos. Si sangras, cortamos la hemorragia. Si se te para el corazón, te reanimamos. Pero, aunque demos segundas oportunidades a los demás, a los cirujanos no suelen brindárnoslas. Porque, a veces, es imposible recuperarse de los errores que nosotros cometemos.
Es difícil dar segundas oportunidades, y más difícil pedirlas. Una oportunidad para empezar de nuevo, sabiendo lo que sabes, lo que has aprendido. Una oportunidad de hacer las cosas de un modo diferente. Una oportunidad para corregir los errores y reparar las equivocaciones. Una oportunidad para empezar de nuevo, de cero."
Meredith Grey.

Capítulo 8. Riesgo.
"Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. Es como decía mi madre: 'El tiovivo no deja de girar'.
Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. ¿Y qué significa? ¿Qué descartamos? ¿Qué recuerdos nos perseguirán? ¿Nos harán daño? ¿Acabarán con nosotros? ¿Nos inspirarán? Es como decía mi madre: 'El tiovivo no deja de girar'. No te puedes bajar."
Meredith Grey.

Capítulo 9. ¿Adónde vamos desde aquí?
"Al sufrir un trauma, el cuerpo despliega su propio sistema defensivo. Desde el primer segundo, el cerebro recibe la señal de que ha ocurrido una catástrofe. La sangre va a los órganos que más lo necesitan, inundando los músculos, los pulmones, el corazón, el cerebro. El cerebro decide por el resto del cuerpo. O enfrentarse al peligro o salir huyendo. Es un mecanismo diseñado para proteger el cuerpo. Para protegerlo de que sepa que lo que ha pasado podría ser irreparable. Lo llamamos 'shock'.
Cuando el shock remite, cuando el cuerpo acepta que se ha producido un trauma, cuando puede bajar sus defensas, es un momento aterrador, es vulnerable. La respuesta al shock nos protege y puede que nos salve."
Meredith Grey.

Capítulo 10. La cama es demasiado grande sin ti.
"En Maine, encontraron a un hombre que había vivido completamente solo en el bosque durante treinta años. Le llamaron 'el último ermitaño'. Treinta años sin el calor del contacto humano, sin conversación. El ermitaño se sentía más solo estando en sociedad que cuando vivía en el bosque solo. Rodeado de personas pero ahogándose en su soledad. Esa clase de soledad puede devorarte.
Al último ermitaño lo sacaron a rastras de su escondrijo para llevarlo al mundo. Su existencia nos parece triste, pero el sabía algo que nosotros no. Él sabía que a la hora de la verdad, aun si estás con alguien, o rodeado por un tumulto, estás solo. Con quien puedes contar, en el que apoyarte y del que depender, debes ser tú. Cuando entiendes eso, es cuando estar solo es una elección."
Meredith Grey.

Capítulo 11. Todo lo que podía hacer era llorar.
"Cuando muere alguien, decimos una frase a la familia del paciente: 'Les acompaño en el sentimiento'. Es una frase hecha, sin contenido. No abarca ni una mínima parte de lo que les pasa. Nos permite empatizar sin obligarnos a sentir su inmenso dolor, nos protege para no sentir ese dolor. Ese dolor oscuro, profundo e incesante que puede consumirte. A diario le doy las gracias a Dios por ello.
No podemos apegarnos demasiado. Si sintiéramos sólo un ápice del amor y las esperanzas de las que deben despedirse nuestros pacientes, no podríamos seguir adelante. Así que, decimos: 'Les acompaño en el sentimiento'. Y esperamos que eso les ayude, y les dé apoyo, un poco de paz, un poco de consuelo, algo bueno, una pincelada de belleza en medio de un lugar oscuro, un regalo inesperado cuando más se necesita."
April Kepner.

Capítulo 12. El gran pretendiente.
"Todos tenemos algo que ocultar. No podemos confesar todos nuestros secretos. Así, nos hacen daño y nos arriesgamos a hacérselo a los demás. Debemos decidir hasta dónde sincerarnos y guardarnos la verdad para nosotros.
Da miedo revelarlo todo de uno mismo. El miedo hace que nos retraigamos. ¿Tan malo es? Tal vez, probablemente. Aún así, viene bien ser algo esquivo, algo reservado. No es seguro soltar todos nuestros secretos. No podemos decir la verdad sin más, quedarnos al descubierto ante Dios y el mundo. Porque, en cuanto la verdad se sabe, tenemos que enfrentarnos a ella."
Meredith Grey.

Capítulo 13. Mirando fijamente al final.
"No me gustan las preguntas sin respuesta, como: '¿Adónde vamos después de morir?'. Sé lo que pasa desde el punto de vista fisiológico, pero más allá de eso, ¿qué ocurre? ¿Ocurre algo? Empiezas a preguntártelo cuando vives a contrarreloj. Esas preguntas sin respuesta acaban por volverte loco. Por eso, me gusta mi profesión: curar bebés, ayudar a que nazcan. No hay ambigüedad ni preguntas, sólo respuestas claras, precisas y evidentes, y vida. Nuevas vidas y esperanza de futuro. ¡Cuánto lo extraño!
Nunca le he dado importancia a la cuestión de la vida tras la muerte, siempre me ha preocupado más esta vida. ¿Cómo puedo dejar mi impronta? Quería abrir nuevos caminos, dejar un legado. Quería que mi vida, mi cerebro, mi existencia tuvieran sentido. En lo que nunca había pensado, no se me había pasado por la cabeza hasta ahora, era que, para hacerlo, para ser recordada, para aportar algo a la posteridad, tienes que irte."
Nicole Herman.

Capítulo 14. La distancia.
"En 1888, William Williams Keen fue uno de los primeros cirujanos que extirpó con éxito un tumor cerebral. Un gran triunfo. Podéis consultarlo. Lo que será más difícil de encontrar son los relatos de los intentos fallidos de este pionero. Eran inevitables. Un cirujano debe estar preparado para la derrota. En neurocirugía, con los grandes tumores, perdemos tantas batallas como ganamos, pero lo importante es no frustrarse. El único modo de no frustrarse es luchar. Debes hacerlo hasta que no puedas seguir. Levanta la cabeza, salta a la palestra y haz frente al enemigo. Lucha hasta que no puedas seguir luchando. No te sometas, nunca te rindas. No huyas, no te rindas. Lucha por una buena causa, lucha aun cuando parezca inevitable que vas a caer luchando.
¿Para qué lo intentamos si los obstáculos son tan grandes y las probabilidades tan pequeñas? ¿Por qué no tiramos la toalla y nos vamos a casa? Sería mucho más fácil. Lo hacemos porque, al final, no hay gloria en lo fácil. Nadie recuerda lo fácil. Recuerdan la sangre, los huesos y la agonizante lucha hasta la victoria. Y así, te conviertes en leyenda."
Amelia 'Amy' Shepherd.

Capítulo 15. Siento moverse la Tierra.
"Tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Es lo que repasas en tu cabeza antes de dormir. Es la lista de cosas que coger si hay un desastre. Una lista que te tranquiliza: tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Cuando se declara el incendio, cuando aflora el tsunami, cuando la tierra tiembla, ¿recuerdas tu lista o sólo te pones a cubierto?
Esa lista de cosas que cogerías en un desastre: tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Esa lista desaparece, cuando el desastre empieza, al preguntarte si ésa es la mujer que se tira a tu marido. Ése es un terremoto muy diferente."
Meredith Grey.

Capítulo 16. No sueñes, esto se acabó.
"A los residentes les enseñamos: 'Cuando oigáis unos cascos, pensad en caballos, no en cebras'. Normalmente, la respuesta más evidente es la correcta. Así, evitamos que tomen el camino erróneo. Nos ayuda a atenernos a la verdad, a salvar vidas. Eso hace de mí una buena cirujana. Cuando oigo cascos, caballos. Siempre pienso en caballos. Aunque, no debería.
Las cosas no siempre son lo que parecen. A veces, son un indicador de algo que se gesta en lo más profundo. Síntomas, advertencias, señales de alarma, cosas a las que deberíamos prestar atención, que no deberíamos ignorar. Cosas graves que pueden hacernos mucho daño, cosas que quizá ya no tengan solución."
Meredith Grey.

Capítulo 17. Contigo o sin ti.
"Tenía una manía de pequeña: desmontar el reproductor de vídeo de mi madre, pieza a pieza y, luego, volvía a montarlo. Pero siempre sobraban una o dos piezas, y no sabía qué hacer con ellas. ¿Y qué haces con esa pieza? ¿Volver a encajarla? ¿Intentas ponerlo en marcha? ¿O decides que puedes vivir sin esa pieza?
Cuando pasamos sin algo mucho tiempo, es fácil olvidar cuánto lo necesitamos. Se nos olvida lo que tuvimos, se nos olvida qué es vivir con algo. No algo que necesitemos, sino que queramos. Por eso, es tan importante que refresquemos la memoria, que recordemos. Que podamos vivir sin algo, no significa que haya que hacerlo."
Meredith Grey.

Capítulo 18. Cuando crezca.
"Imagínate la vida que siempre has soñado, la persona con la que estás, el trabajo que siempre soñaste. ¿Estás viviendo la vida que imaginabas para ti? ¿Eres lo que querías ser de mayor?
Abre los ojos, mira a tu alrededor. ¿Hay buenas vistas? ¿Te gusta lo que ves? Piensa en cuando eras pequeño, ¿estás viviendo la vida que imaginaste? ¿O sigues soñando con algo más grande?"
Meredith Grey.

Capítulo 19. Locura de amor.
"El amor. Según la neurología, activa las mismas áreas del cerebro en las que se desarrollan las adicciones. Nos hace sentir que podemos hacer cualquier cosa, ser cualquier cosa, alcanzar cualquier cosa. Y cuando lo probamos, queremos más. 
Lo que ocurre con el amor es que, cuando sale bien, es fantástico. Y cuando sale mal, duele mucho. Y si no hallas el modo de equilibrar los altibajos, te volverá loco."
Meredith Grey.

Capítulo 20. Un vuelo en caída.
"La residencia de cirugía consiste en prepararse para lo peor. Pero, por preparados que estemos, no vemos venir el desastre. Podemos imaginar el peor supuesto posible, preveer la catástrofe. Pero, cuando se produce el verdadero desastre, se presenta sin avisar. Y cuando sucede lo peor, nos pilla totalmente desprevenidos.
¿Por qué les pasan cosas malas a las buenas personas? Nos lo preguntamos tan a menudo, que se ha convertido en un cliché. Pero a las buenas personas les pasan cosas malas, constantemente. Sólo queda la esperanza de que cuando te toque a ti, sabrás qué hacer, cómo afrontarlo, cómo perseverar. La verdad es que no sabes cómo reaccionarás en el peor de los supuestos. Nadie lo sabe, hasta que pasa."
Meredith Grey.

Capítulo 21. Cómo salvar una vida.
"Cuando tenía cinco años, mi madre me perdió en un parque. No lo recuerdo bien. Estaba montada en un tiovivo y, de pronto, ella ya no estaba. No recuerdo cómo la encontré ni cómo volví a casa. Sólo recuerdo lo que pasó después. Me dijo que no me preocupara y que todo iría bien. Es curioso cómo funciona la memoria, las cosas que recuerdas vagamente y las que nunca olvidarás. El tiovivo no deja de girar.
Me dijo que no me preocupara y que todo iría bien. Es curioso cómo funciona la memoria, las cosas que recuerdas vagamente y las que jamás olvidarás."
Meredith Grey.

Capítulo 22. Ella se va de casa.
"Lo único que debo hacer es empezar."
Meredith Grey.

Capítulo 23. El tiempo se detiene.
"El tiempo se para cuando estás en un quirófano. Te acercas a la mesa, evalúas al paciente, coges el bisturí y, luego, te metes en una burbuja: estás tú y tu operación, y lo demás no importa. No hay tiempo ni dolor ni agotamiento: nada. También pasa en la vida. Cuando ocurre algo grave, una tragedia, te bloqueas, te retiras a tu burbuja. Durante lo que parece un segundo, hasta que miras arriba y te das cuenta de que ha pasado un año.
¿Cómo puedes volver al mundo? Te asusta. El tiempo se paró, y ahora va a toda prisa. Estás buscando un salvavidas, algo que te dé esperanzas. Pero, ¿estás preparado para dejar tu pequeña y feliz burbuja, y volver a un mundo cegador, sangriento y terrible? ¿Estás preparado para lograr lo imposible?"
Meredith Grey.

Capítulo 24. Tú eres mi hogar.
"En el colegio, alguien me dijo que yo venía de un hogar destrozado. Lo decían cuando tus padres se divorciaban. Aunque su divorcio fue lo menos destructor que hicieron. Cuando oí eso de niña, me pregunté si en los hogares destrozados vivía gente destrozada. Era una tontería, pero sólo era una niña. Pero hasta hoy, aún me lo pregunto.
Puedes construir una casa con cualquier cosa, hacerla lo fuerte que quieras. Pero un hogar es mucho más frágil. Un hogar está hecho de la gente a la que metes en él, y la gente puede estar destrozada, claro. Pero todo cirujano sabe que eso puede arreglarse, que las heridas se curan, que, por mucho que oscurezca, el sol volverá a salir."
Meredith Grey.