Hoy ha sido el primer día serio de clase, y la profesora de Inglés nos ha pedido que nos presentemos diciendo nuestro nombre, cómo nos sentimos en ese momento, algo importante del verano y los deseos para el nuevo curso. Él dijo que se había desahogado con alguien importante este último verano. ¡Ese alguien era yo! Y ese "algo importante" fueron sus palabras en aquel lugar. Me miró, le miré, sonrió, sonreí, y desvié la mirada, avergonzada. Seguramente la desvié por miedo a descifrar esa mirada, por desconocer lo que expresaba en realidad esa mirada suya. Antes que le tocara su turno, yo ya me había presentado, y lo único que había sabido decir era que este no había sido el mejor verano de mi vida. ¿Hola? ¿Tenía que ser tan tonta y decir eso? Pienso que es por culpa de este dichoso dilema y del lugar que me habría gustado tuviera Él desde este último verano en mi vida. Y encima para más INRI, aunque sea bromeando, me reprocha el haberme olvidado de ese momento tan especial. Sé que soy importante para él, pero no sé hasta que punto.
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