Capítulo 1. Algo va a ocurrir.
"En la práctica de la medicina, los cambios son inevitables. Nacen nuevas técnicas de cirugía, los procedimientos quirúrgicos se actualizan y el nivel de especialización aumenta. La innovación lo es todo, nada se queda como está mucho tiempo. O nos adaptamos a los cambios, o nos quedamos atrás.
Los cambios no nos gustan, los tememos. No podemos evitar que lleguen. O nos adaptamos al cambio, o nos quedamos atrás. Duele crecer, y quien diga que no, miente. Pero una cosa es cierta: a veces, cuanto más cambian las cosas, más permanecen como siempre. Y a veces, a veces, los cambios son buenos. A veces, los cambios representan todo."
Meredith Grey.
Capítulo 2. Amor / adicción.
"En el hospital, vemos adicciones a diario. Cuesta creer cuántas adicciones hay. Sería muy fácil si sólo hubiera drogas, alcohol y tabaco. Lo más difícil de superar una adicción es querer superarla. Nos enganchamos por un motivo, ¿no? Algunas veces, demasiadas veces, lo que empieza como algo normal en tu vida se convierte en una obsesión y, de repente, dejas de controlarlo. Buscamos la euforia: eso que logra que todo lo demás se desvanezca.
Lo malo de las adicciones es que nunca que acaban bien. Llega un momento en el que lo que nos ponía eufóricos deja de hacerlo y empieza a doler. Dicen que no superas tu adicción hasta que tocas fondo. Pero, ¿cómo sabes que lo has tocado? Porque, por mucho que algo te duela, a veces, dejarlo, duele aún más."
Meredith Grey.
Capítulo 3. Que la verdad me hiera.
"Los médicos les damos a los pacientes muchas cosas: medicamentos, consejos... Y muchas veces, les damos toda nuestra atención. Pero lo más difícil de darle a un paciente es la verdad. La verdad es dura, la verdad es incómoda, y a menudo, la verdad duele. La gente dice que quiere saber la verdad, pero, ¿es cierto?
La verdad es dolorosa. En el fondo, no queremos conocerla, sobre todo, cuando sabemos que nos afectará. A veces, decimos la verdad porque es lo único que podemos ofrecer. A veces, decimos la verdad porque necesitamos decirla en voz alta para poder oírla. Otras veces la contamos porque no podemos aguantarnos. Y otras, la contamos porque a alguien le debemos al menos eso."
Meredith Grey.
Capítulo 4. El corazón de la materia.
"En la vida, sólo hay algo seguro, aparte de la muerte y los impuestos: por mucho que te esfuerces, por buenas que sean tus intenciones, cometerás errores. Harás daño, te lo harán a ti, y si quieres recuperarte, sólo puedes decir una cosa.
Perdonar y olvidar, es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos hiere, deseamos herirle. Cuando alguien nos trata mal, queremos tener razón. Sin perdón, las cosas pendientes no se saldan, las viejas heridas no cicatrizan. Lo máximo que podemos esperar es que algún día tengamos la suerte de olvidar."
Meredith Grey.
Capítulo 5. Persiguiéndote todos los días.
"Hay una razón por la que los cirujanos aprendemos a usar el bisturí. Nos gusta fingir que somos científicos y fríos, fingir que no tenemos miedo. Pero lo cierto es que acabamos siendo cirujanos porque en algún lugar en nuestro interior creemos que podemos extirpar aquello que nos persigue: la debilidad, la fragilidad, la muerte.
No somos sólo los cirujanos. No conozco a nadie a quien no le persiga algo, o alguien. Aunque intentemos rebanar el dolor con un bisturí o meterlo en un armario, solemos fracasar. El único modo de sacudirse las telarañas es pasar página. O dejar que una vieja historia descanse. Darle descanso, por fin."
Meredith Grey.
Capítulo 6. Lucha Kung fu.
"Los cirujanos tenemos algo en común, quizá es por orgullo o por querer hacernos los fuertes, pero un cirujano no reconoce que necesita ayuda si no es absolutamente necesario. Los cirujanos no necesitamos pedir ayuda porque somos muy fuertes, somos vaqueros duros de pelar que se comen el mundo. O eso queremos que piensen.
Todos deseamos creer que podemos comernos el mundo, pero no basta con ser duro. Debemos aceptarnos. A veces, debes permitirte no ser fuerte por un día. No hay que intentar comerse el mundo a todas horas, no pasa nada por bajar la guardia. Hay momentos en los que es lo mejor que puedes hacer. Siempre que los elijas con inteligencia."
Meredith Grey.
Capítulo 7. Atracción física, reacción química.
"Antes de ser médicos fuimos estudiantes de medicina. Pasamos muchas horas estudiando química. Química orgánica, bioquímica... Lo aprendimos todo. Pero si hablamos de química humana, sólo importa una cosa: o existe, o no.
Química: o existe, o no."
Meredith Grey.
Capítulo 8. Eternamente jóvenes.
"En la vida, llega un momento en el que te conviertes en adulto: tienes edad para votar, para beber, y para otras cosas de adultos. De pronto, esperan que seas responsable, serio, adulto. Crecemos, nos hacemos mayores, pero, ¿alguna vez somos adultos del todo?
En ciertos aspectos, crecemos: creamos una familia, nos casamos, nos divorciamos. En general, seguimos con los mismos problemas que cuando teníamos quince años. Por mucho que crezcamos y nos hagamos mayores, seguimos tropezando. Siempre dudando. Eternamente jóvenes."
Meredith Grey.
Capítulo 9. Estréllate contra mí (Parte I).
"Nos dedicamos a la medicina para salvar vidas. Nos dedicamos a la medicina para hacer el bien. Nos dedicamos a la medicina por la adrenalina, por la emoción, por la euforia. A menudo, lo que recordamos al acabar el día son las pérdidas. Lo que no nos deja dormir por las noches es el dolor que causamos o no pudimos curar, las vidas que no pudimos salvar. La experiencia en el ejercicio de la medicina casi nunca se acerca al objetivo buscado. La experiencia, a menudo, desafía a la lógica y todo acaba patas arriba."
Meredith Grey.
Capítulo 10. Estréllate contra mí (Parte II).
"Al final del día, el ejercicio de la medicina se parece poco a lo que soñamos. Nos dedicamos a la medicina para salvar vidas. Nos dedicamos a la medicina para hacer el bien. Nos dedicamos a la medicina por la adrenalina, por la emoción, por la euforia. Pero, a menudo, lo que recordamos al acabar el día son las pérdidas. Lo que no nos deja dormir es el dolor que causamos, las enfermedades que no pudimos curar, las vidas que destrozamos o no pudimos salvar. Al acabar el día, la realidad no tiene nada que ver con lo que esperábamos. La realidad, al acabar el día, muchas veces desafía a la lógica y todo acaba patas arriba.
Hay días en los que el mundo parece estar al revés. De pronto, cuando menos te lo esperas, el mundo vuelve a su lugar."
Meredith Grey.
Capítulo 11. Posa tus manos sobre mí.
"En el principio, Dios creó el cielo y la tierra, al menos eso dicen. Creó los pájaros y las bestias. Contempló su creación y vio que le gustaba, y luego creó al hombre. Desde entonces, todo va de mal en peor. La Biblia continúa diciendo que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, pero no hay muchas pruebas. Dios creó el sol, la luna y las estrellas, y los hombres sólo crean problemas. Cuando el hombre tiene problemas, que es casi siempre, recurre a algo más grande que él, al amor o a la religión, para que todo cobre sentido. Pero para un cirujano, lo único que tiene sentido es la medicina.
Los médicos sabemos hoy más del cuerpo humano que en cualquier momento de la Historia. Pero el milagro de la vida en sí, por qué vivimos y morimos, por qué hacemos daño o nos lo hacen, aún es un misterio. Queremos saber el motivo, la respuesta en la contraportada del libro. Porque pensar que estamos aquí totalmente solos es muy difícil de soportar. Al acabar el día, el hecho de que ayudemos a los demás, pese a nuestras diferencias, sin importar en qué creamos, es motivo suficiente para no perder la fe."
Miranda Bailey.
Capítulo 12. Desde el instinto.
"Nos gusta creer que somos seres racionales, humanos, conscientes, civilizados, considerados. Pero cuando la vida se complica, aunque sólo sea un poco, la evidencia salta a la vista: no somos mejores que los animales. Tenemos pulgares prensiles, pensamos, caminamos erguidos, hablamos, y soñamos. Pero lo más profundo de nosotros sigue en los fangos primigenios, mordiendo, arañando, viviendo en un mundo oscuro, como los sapos y los perezosos.
Hay un animal dentro de todos nosotros, y quizá eso sea bueno. Nuestro instinto animal nos impele a buscar el calor, la compañía de la manada. Quizá nos sintamos enjaulados, o quizá atrapados. Aun así podemos hallar algún modo de sentirnos libres. Somos los cuidadores de los demás, somos los guardianes de nuestra humanidad. Y aunque hay una bestia dentro de todos nosotros, lo que nos diferencia de los animales es que podemos pensar, sentir, soñar y amar. Y contra todo pronóstico, pese a nuestro instinto, evolucionamos."
Meredith Grey.
Capítulo 13. Un pedazo de mi corazón.
"Los grandes cirujanos no se hacen, nacen. Necesitan gestación, incubación y sacrificio, mucho sacrificio. Pero después de lavarte la sangre y los restos de entrañas, el cirujano en el que te conviertes te hace olvidarlo todo.
Quizá dar a luz sea tan intenso y mágico como dicen, aunque el acto en sí no es precisamente agradable. Pero también es el comienzo de algo increíble, de algo nuevo, de algo impredecible, de algo verdadero, de algo a lo que merece la pena amar, de algo a lo que merece la pena echar de menos, de algo que te cambia la vida para siempre."
Meredith Grey.
Capítulo 14. Lo apropiado.
"Hay una persona en mi cabeza, que es brillante, capaz, capaz de hacer traqueotomías y craneotomías, de resolver una emergencia sin perder los nervios. Es una gran cirujana, quizá incluso fabulosa. Soy yo, sólo que mucho mejor que yo.
Había sido un buen día, incluso un día fantástico. Había sido una gran médica. Pese a lo difícil que me había resultado, yo era la persona de mi cabeza. Durante un momento pensé que no podría hacerlo, que no podría hacerlo sola. Pero cerré los ojos y me imaginé haciéndolo, y lo hice. Vencí mis miedos y lo hice."
Meredith Grey.
Capítulo 15. Perdiendo la cabeza.
"El problema de ser residente es que crees que estás loco: llevas una eternidad sin dormir, te pasas el día rodeado de personas en crisis, pierdes la capacidad para saber qué es normal. Qué es normal en ti o en los demás, y sin embargo, no paran de pedirte que les digas cómo están: ¿cómo coño vas a saberlo? Si no sabes ni cómo estás tú.
Es normal que la gente pierda la cabeza, lo raro es que no lo haga. Sabiendo que podemos perderlo todo en un día, en un instante. La pregunta es, ¿qué es eso que hace que sigamos?"
Meredith Grey.
Capítulo 16. Libertad (Parte I).
"Mi madre decía que para los cirujanos un día sin una muerte es un regalo poco habitual. Todos los días nos enfrentamos a la muerte y perdemos vidas. Y todos los días esperamos que se retrase la ejecución. Estamos atados a la muerte, encadenados, como prisioneros, cautivos."
Meredith Grey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario