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domingo, 31 de julio de 2016

Anatomía de Grey. Temporada 11.

Capítulo 1. Debo de haberlo perdido en el viento.
"Cuando tenía cinco años, mi madre me perdió en un parque. Sólo recuerdo que estaba montada en el tiovivo y que, de pronto, ella ya no estaba. No recuerdo cómo la encontré ni cómo llegué a casa. Sí, recuerdo lo que pasó después. Me dijo que no me preocupara, que todo iría bien. Me dijo que íbamos a jugar a estar en silencio, yo sabía que no tenía que preguntarle nada. Si no, podría haberle dicho que había olvidado mi muñeca. Me encantaba esa muñeca, me dolió dejarla allí. Es curioso cómo funciona la memoria: lo que recuerdas vagamente y lo que nunca olvidas. 
Perderse puede tener su encanto. A veces, debemos perdernos para encontrarnos. Y, a veces, nos encontramos para volver a perdernos. No siempre podemos controlarlo, eso nos deja a la deriva. Y mientras te quedas en el porche mirando lo que estás a punto de dejar atrás, debes aceptar que desapareció, se perdió, como tú. Lo único que puedes hacer es quedarte quieto, respirar hondo e intentar aceptar el rumbo hacia el que te llevará el viento."
Meredith Grey.

Capítulo 2. Un rompecabezas sin una pieza.
"Me encantan los puzles desde pequeña. Mi récord del crucigrama del New York Times es de once minutos: tenía trece años, sigo intentando batirlo. Ha quedado arrogante. Quería decir que, cuando empiezo un crucigrama, no puedo parar hasta acabarlo. Los puzles son la razón por la que estudié Medicina, en eso consiste la esencia: recabas toda la información, examinas el problema, te concentras, y resuelves el puzle. Las personas son un puzle más difícil: nunca hay una sola solución, y nunca tienes toda la información.
La mayoría de los puzles se reducen a la última pieza, ya sea la respuesta a un enigma médico, o a la pregunta de quién eres o cuál es tu sitio. Todo se reduce a esa última pieza. Por eso, te sientes tan satisfecha cuando colocas la última pieza. A no ser que la pieza no encaje del todo. Eso puede hacer que te arrepientas de haber empezado a resolver el puzle."
Maggie Pierce.

Capítulo 3. Tienes que ser real.
"En la mesa de operaciones es donde más vulnerable es una persona: desnuda, desprotegida. La piel no es una buena coraza, es suave, quebradiza.
A los cirujanos nos forman para ser invulnerables. Nos cuesta desnudarnos porque sabemos lo profundas que pueden ser algunas heridas. Pero vulnerabilidad no es antónimo de fuerza, es una parte necesaria. Tenemos que forzarnos a abrirnos, a descubrirnos, a brindar cuanto tenemos, y rezar para que sea suficiente. Porque si no, no triunfaremos."
Meredith Grey.

Capítulo 4. Solo mamá lo sabe.
"Así quería ser recordada mi madre. El recuerdo que tengo de ella es algo diferente. Seguro que todos recuerdan su propia versión de ella. Versiones que ni yo reconocería. Eso es lo único que queda de alguien cuando ya no está. Pero ahí está la trampa. Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. Es como decía mi madre: 'El tiovivo nunca deja de girar'. 
Dicen que podemos reprimir nuestros recuerdos, puede que los dejemos guardados en alguna parte. Porque, por muy dolorosos que sean, son nuestras posesiones más valiosas. Hacen de nosotros quienes somos."
Meredith Grey.

Capítulo 5. Doblarse y romperse.
"Sangrado incontrolable, acidosis, hipotermia... Todo sabemos lo que significa esta combinación: es la tríada de la muerte, el punto de no retorno. Entonces, los cirujanos empezamos el control de daños: te paras, das un paso atrás, dejas descansar al cuerpo y ves si puedes hallar una solución al caos que está produciéndose dentro.
Cuando el caos remite, tenemos que volver, echar otro vistazo, tenemos que preguntarnos: ¿Puede este cuerpo recomponerse? Si hemos hecho nuestro trabajo bien, podrá hacerlo, cesará el sangrado. Repararemos los daños, recompondremos el cuerpo de nuevo. Pero, por mucho que lo intentemos, debemos reconocer que algunas cosas no tienen arreglo."
Arizona Robbins y Caliophe 'Callie' Torres.

Capítulo 6. No vamos a empezar.
"Los traumatismos son complejos, caóticos. Tienes ante ti un cuerpo que ha sido reducido a una masa sangrienta. A veces, no sabes por dónde empezar. Por suerte, alguien muy listo desarrolló un protocolo, el AVC: vía Aérea, Ventilación, Circulación. El AVC mantiene con vida al paciente mientras piensas en cómo arreglar el estropicio. Lástima, no poder resolver todo en la vida con un tubo endotraqueal.
El AVC en los traumatismos es una herramienta útil para mantener a un paciente vivo. Pero sólo es un punto de partida. Cuando tenemos controladas las vías respiratorias, la ventilación y la circulación del paciente, empieza el trabajo más difícil. No sabemos cuánto tardaremos en limipiar el estropicio cuando empiezas porque, a veces, no sabes lo que te espera. No sabes a qué vas a enfrentarte. No sabes qué secretos guarda el cuerpo que tienes enfrente ni si, cuando todo acabe, habrá algo que merezca la pena salvar."
Meredith Grey.

Capítulo 7. ¿Podríamos empezar de nuevo, por favor?
"Dicen que la vida no da segundas oportunidades, pero nosotros las damos. Los cirujanos las dan. Si te partes un hueso, lo soldamos. Si sangras, cortamos la hemorragia. Si se te para el corazón, te reanimamos. Pero, aunque demos segundas oportunidades a los demás, a los cirujanos no suelen brindárnoslas. Porque, a veces, es imposible recuperarse de los errores que nosotros cometemos.
Es difícil dar segundas oportunidades, y más difícil pedirlas. Una oportunidad para empezar de nuevo, sabiendo lo que sabes, lo que has aprendido. Una oportunidad de hacer las cosas de un modo diferente. Una oportunidad para corregir los errores y reparar las equivocaciones. Una oportunidad para empezar de nuevo, de cero."
Meredith Grey.

Capítulo 8. Riesgo.
"Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. Es como decía mi madre: 'El tiovivo no deja de girar'.
Ningún recuerdo es perfecto ni completo. Confundimos hechos, perdemos la noción del tiempo, estamos en un sitio, luego en otro. Y todo te parece un dilatado momento ineludible. ¿Y qué significa? ¿Qué descartamos? ¿Qué recuerdos nos perseguirán? ¿Nos harán daño? ¿Acabarán con nosotros? ¿Nos inspirarán? Es como decía mi madre: 'El tiovivo no deja de girar'. No te puedes bajar."
Meredith Grey.

Capítulo 9. ¿Adónde vamos desde aquí?
"Al sufrir un trauma, el cuerpo despliega su propio sistema defensivo. Desde el primer segundo, el cerebro recibe la señal de que ha ocurrido una catástrofe. La sangre va a los órganos que más lo necesitan, inundando los músculos, los pulmones, el corazón, el cerebro. El cerebro decide por el resto del cuerpo. O enfrentarse al peligro o salir huyendo. Es un mecanismo diseñado para proteger el cuerpo. Para protegerlo de que sepa que lo que ha pasado podría ser irreparable. Lo llamamos 'shock'.
Cuando el shock remite, cuando el cuerpo acepta que se ha producido un trauma, cuando puede bajar sus defensas, es un momento aterrador, es vulnerable. La respuesta al shock nos protege y puede que nos salve."
Meredith Grey.

Capítulo 10. La cama es demasiado grande sin ti.
"En Maine, encontraron a un hombre que había vivido completamente solo en el bosque durante treinta años. Le llamaron 'el último ermitaño'. Treinta años sin el calor del contacto humano, sin conversación. El ermitaño se sentía más solo estando en sociedad que cuando vivía en el bosque solo. Rodeado de personas pero ahogándose en su soledad. Esa clase de soledad puede devorarte.
Al último ermitaño lo sacaron a rastras de su escondrijo para llevarlo al mundo. Su existencia nos parece triste, pero el sabía algo que nosotros no. Él sabía que a la hora de la verdad, aun si estás con alguien, o rodeado por un tumulto, estás solo. Con quien puedes contar, en el que apoyarte y del que depender, debes ser tú. Cuando entiendes eso, es cuando estar solo es una elección."
Meredith Grey.

Capítulo 11. Todo lo que podía hacer era llorar.
"Cuando muere alguien, decimos una frase a la familia del paciente: 'Les acompaño en el sentimiento'. Es una frase hecha, sin contenido. No abarca ni una mínima parte de lo que les pasa. Nos permite empatizar sin obligarnos a sentir su inmenso dolor, nos protege para no sentir ese dolor. Ese dolor oscuro, profundo e incesante que puede consumirte. A diario le doy las gracias a Dios por ello.
No podemos apegarnos demasiado. Si sintiéramos sólo un ápice del amor y las esperanzas de las que deben despedirse nuestros pacientes, no podríamos seguir adelante. Así que, decimos: 'Les acompaño en el sentimiento'. Y esperamos que eso les ayude, y les dé apoyo, un poco de paz, un poco de consuelo, algo bueno, una pincelada de belleza en medio de un lugar oscuro, un regalo inesperado cuando más se necesita."
April Kepner.

Capítulo 12. El gran pretendiente.
"Todos tenemos algo que ocultar. No podemos confesar todos nuestros secretos. Así, nos hacen daño y nos arriesgamos a hacérselo a los demás. Debemos decidir hasta dónde sincerarnos y guardarnos la verdad para nosotros.
Da miedo revelarlo todo de uno mismo. El miedo hace que nos retraigamos. ¿Tan malo es? Tal vez, probablemente. Aún así, viene bien ser algo esquivo, algo reservado. No es seguro soltar todos nuestros secretos. No podemos decir la verdad sin más, quedarnos al descubierto ante Dios y el mundo. Porque, en cuanto la verdad se sabe, tenemos que enfrentarnos a ella."
Meredith Grey.

Capítulo 13. Mirando fijamente al final.
"No me gustan las preguntas sin respuesta, como: '¿Adónde vamos después de morir?'. Sé lo que pasa desde el punto de vista fisiológico, pero más allá de eso, ¿qué ocurre? ¿Ocurre algo? Empiezas a preguntártelo cuando vives a contrarreloj. Esas preguntas sin respuesta acaban por volverte loco. Por eso, me gusta mi profesión: curar bebés, ayudar a que nazcan. No hay ambigüedad ni preguntas, sólo respuestas claras, precisas y evidentes, y vida. Nuevas vidas y esperanza de futuro. ¡Cuánto lo extraño!
Nunca le he dado importancia a la cuestión de la vida tras la muerte, siempre me ha preocupado más esta vida. ¿Cómo puedo dejar mi impronta? Quería abrir nuevos caminos, dejar un legado. Quería que mi vida, mi cerebro, mi existencia tuvieran sentido. En lo que nunca había pensado, no se me había pasado por la cabeza hasta ahora, era que, para hacerlo, para ser recordada, para aportar algo a la posteridad, tienes que irte."
Nicole Herman.

Capítulo 14. La distancia.
"En 1888, William Williams Keen fue uno de los primeros cirujanos que extirpó con éxito un tumor cerebral. Un gran triunfo. Podéis consultarlo. Lo que será más difícil de encontrar son los relatos de los intentos fallidos de este pionero. Eran inevitables. Un cirujano debe estar preparado para la derrota. En neurocirugía, con los grandes tumores, perdemos tantas batallas como ganamos, pero lo importante es no frustrarse. El único modo de no frustrarse es luchar. Debes hacerlo hasta que no puedas seguir. Levanta la cabeza, salta a la palestra y haz frente al enemigo. Lucha hasta que no puedas seguir luchando. No te sometas, nunca te rindas. No huyas, no te rindas. Lucha por una buena causa, lucha aun cuando parezca inevitable que vas a caer luchando.
¿Para qué lo intentamos si los obstáculos son tan grandes y las probabilidades tan pequeñas? ¿Por qué no tiramos la toalla y nos vamos a casa? Sería mucho más fácil. Lo hacemos porque, al final, no hay gloria en lo fácil. Nadie recuerda lo fácil. Recuerdan la sangre, los huesos y la agonizante lucha hasta la victoria. Y así, te conviertes en leyenda."
Amelia 'Amy' Shepherd.

Capítulo 15. Siento moverse la Tierra.
"Tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Es lo que repasas en tu cabeza antes de dormir. Es la lista de cosas que coger si hay un desastre. Una lista que te tranquiliza: tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Cuando se declara el incendio, cuando aflora el tsunami, cuando la tierra tiembla, ¿recuerdas tu lista o sólo te pones a cubierto?
Esa lista de cosas que cogerías en un desastre: tus hijos, las llaves, el álbum de fotos. Esa lista desaparece, cuando el desastre empieza, al preguntarte si ésa es la mujer que se tira a tu marido. Ése es un terremoto muy diferente."
Meredith Grey.

Capítulo 16. No sueñes, esto se acabó.
"A los residentes les enseñamos: 'Cuando oigáis unos cascos, pensad en caballos, no en cebras'. Normalmente, la respuesta más evidente es la correcta. Así, evitamos que tomen el camino erróneo. Nos ayuda a atenernos a la verdad, a salvar vidas. Eso hace de mí una buena cirujana. Cuando oigo cascos, caballos. Siempre pienso en caballos. Aunque, no debería.
Las cosas no siempre son lo que parecen. A veces, son un indicador de algo que se gesta en lo más profundo. Síntomas, advertencias, señales de alarma, cosas a las que deberíamos prestar atención, que no deberíamos ignorar. Cosas graves que pueden hacernos mucho daño, cosas que quizá ya no tengan solución."
Meredith Grey.

Capítulo 17. Contigo o sin ti.
"Tenía una manía de pequeña: desmontar el reproductor de vídeo de mi madre, pieza a pieza y, luego, volvía a montarlo. Pero siempre sobraban una o dos piezas, y no sabía qué hacer con ellas. ¿Y qué haces con esa pieza? ¿Volver a encajarla? ¿Intentas ponerlo en marcha? ¿O decides que puedes vivir sin esa pieza?
Cuando pasamos sin algo mucho tiempo, es fácil olvidar cuánto lo necesitamos. Se nos olvida lo que tuvimos, se nos olvida qué es vivir con algo. No algo que necesitemos, sino que queramos. Por eso, es tan importante que refresquemos la memoria, que recordemos. Que podamos vivir sin algo, no significa que haya que hacerlo."
Meredith Grey.

Capítulo 18. Cuando crezca.
"Imagínate la vida que siempre has soñado, la persona con la que estás, el trabajo que siempre soñaste. ¿Estás viviendo la vida que imaginabas para ti? ¿Eres lo que querías ser de mayor?
Abre los ojos, mira a tu alrededor. ¿Hay buenas vistas? ¿Te gusta lo que ves? Piensa en cuando eras pequeño, ¿estás viviendo la vida que imaginaste? ¿O sigues soñando con algo más grande?"
Meredith Grey.

Capítulo 19. Locura de amor.
"El amor. Según la neurología, activa las mismas áreas del cerebro en las que se desarrollan las adicciones. Nos hace sentir que podemos hacer cualquier cosa, ser cualquier cosa, alcanzar cualquier cosa. Y cuando lo probamos, queremos más. 
Lo que ocurre con el amor es que, cuando sale bien, es fantástico. Y cuando sale mal, duele mucho. Y si no hallas el modo de equilibrar los altibajos, te volverá loco."
Meredith Grey.

Capítulo 20. Un vuelo en caída.
"La residencia de cirugía consiste en prepararse para lo peor. Pero, por preparados que estemos, no vemos venir el desastre. Podemos imaginar el peor supuesto posible, preveer la catástrofe. Pero, cuando se produce el verdadero desastre, se presenta sin avisar. Y cuando sucede lo peor, nos pilla totalmente desprevenidos.
¿Por qué les pasan cosas malas a las buenas personas? Nos lo preguntamos tan a menudo, que se ha convertido en un cliché. Pero a las buenas personas les pasan cosas malas, constantemente. Sólo queda la esperanza de que cuando te toque a ti, sabrás qué hacer, cómo afrontarlo, cómo perseverar. La verdad es que no sabes cómo reaccionarás en el peor de los supuestos. Nadie lo sabe, hasta que pasa."
Meredith Grey.

Capítulo 21. Cómo salvar una vida.
"Cuando tenía cinco años, mi madre me perdió en un parque. No lo recuerdo bien. Estaba montada en un tiovivo y, de pronto, ella ya no estaba. No recuerdo cómo la encontré ni cómo volví a casa. Sólo recuerdo lo que pasó después. Me dijo que no me preocupara y que todo iría bien. Es curioso cómo funciona la memoria, las cosas que recuerdas vagamente y las que nunca olvidarás. El tiovivo no deja de girar.
Me dijo que no me preocupara y que todo iría bien. Es curioso cómo funciona la memoria, las cosas que recuerdas vagamente y las que jamás olvidarás."
Meredith Grey.

Capítulo 22. Ella se va de casa.
"Lo único que debo hacer es empezar."
Meredith Grey.

Capítulo 23. El tiempo se detiene.
"El tiempo se para cuando estás en un quirófano. Te acercas a la mesa, evalúas al paciente, coges el bisturí y, luego, te metes en una burbuja: estás tú y tu operación, y lo demás no importa. No hay tiempo ni dolor ni agotamiento: nada. También pasa en la vida. Cuando ocurre algo grave, una tragedia, te bloqueas, te retiras a tu burbuja. Durante lo que parece un segundo, hasta que miras arriba y te das cuenta de que ha pasado un año.
¿Cómo puedes volver al mundo? Te asusta. El tiempo se paró, y ahora va a toda prisa. Estás buscando un salvavidas, algo que te dé esperanzas. Pero, ¿estás preparado para dejar tu pequeña y feliz burbuja, y volver a un mundo cegador, sangriento y terrible? ¿Estás preparado para lograr lo imposible?"
Meredith Grey.

Capítulo 24. Tú eres mi hogar.
"En el colegio, alguien me dijo que yo venía de un hogar destrozado. Lo decían cuando tus padres se divorciaban. Aunque su divorcio fue lo menos destructor que hicieron. Cuando oí eso de niña, me pregunté si en los hogares destrozados vivía gente destrozada. Era una tontería, pero sólo era una niña. Pero hasta hoy, aún me lo pregunto.
Puedes construir una casa con cualquier cosa, hacerla lo fuerte que quieras. Pero un hogar es mucho más frágil. Un hogar está hecho de la gente a la que metes en él, y la gente puede estar destrozada, claro. Pero todo cirujano sabe que eso puede arreglarse, que las heridas se curan, que, por mucho que oscurezca, el sol volverá a salir."
Meredith Grey.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Anatomía de Grey. Temporada 10.

Capítulo 1. Sellar nuestro destino.
"Cuando te conviertes en interno, hay una ceremonia en la que te entregan una bata blanca. Como por arte de magia, eres médico. Mis padres fueron a la mía, es como si los estuviera viendo, felices, orgullosos. Dicen que tu vida pasa frente a tus ojos justo antes de morir: los momentos importantes, los que te pusieron a prueba, los que hicieron de ti quien eres. No sé si mi vida pasó frente a mis ojos, pensaba en mi bata blanca y en lo contento que estaba de llevarla. En aquel momento, empezó mi vida. Parece oportuno llevarla cuando acabe.
El médico se pone su bata blanca para salvar vidas y desafiar a la muerte, pero en cuanto se la quita, es vulnerable como todos los demás, humano. Todos morimos y no podemos influir mucho en el cómo o en el cuándo. Pero sí podemos decidir cómo queremos vivir. Hacedlo. Decidid. ¿Es ésta la vida que queréis vivir? ¿Es la persona a la que queréis amar? ¿Es lo máximo que puedes dar? ¿Puedes ser más fuerte? ¿Más amable? ¿Más compasivo? Decide: inspira, exhala, y decide."
Richard Webber.

Capítulo 2. Te quiero junto a mí.
"La espera puede matarte. Tomas una decisión y luego el mundo tiene que girar. Llegan las consecuencias y no están en tu mano, sólo algo parece claro en esos momentos en los que aguardas: lo que decidiste estuvo mal. 
Queremos sobrevivir al temporal, rezamos: 'Por favor, Dios, llévame al otro lado'. Pero nunca imaginamos cómo será cuando lleguemos. Y si cuando amaine la tormenta, no queda nada. Decía que podía con todo, me equivocaba, como en tantas cosas. Pero tenía razón en una cosa, en elegirla a ella."
Richard Webber.

Capítulo 3. Todos claman piedad.
"Se cogen de las manos y a la de tres intentan machacar los dedos del otro. Aguantas todo lo posible o, al menos, más que el otro. El juego no acaba hasta que uno dice: 'Para', se rinde y clama piedad. No es un juego divertido. 
En el juego de la piedad, cuando un niño grita, el otro escucha, y el dolor para. ¿No querrías que fuera tan fácil ahora? Ya no es un juego, ya no somos niños. Puedes clamar piedad cuanto quieras, pero nadie te escucha. Sólo estás tú gritando en el vacío."
Meredith Grey.

Capítulo 4. Ponte tus mejores galas.
"Como te dirá cualquiera a quien le hayan quitado las dos amígdalas, la cirugía no es barata. Se necesita mucho dinero para mantener abierto un hospital, y cuando los fondos se agotan, es nuestra obligación recaudar más. Eso significa que... Mierda, perdón... Veo muchos programas infantiles últimamente, ya os hacéis una idea."
Meredith Grey.

Capítulo 5. Seguro que te escoció.
"El primer día de clase en la Facultad aprendí: 'Piénsatelo muy bien antes de convertirte en cirujano: requiere un compromiso total'. Cada vez que entras en un quirófano tienes que darlo todo. Cuando los pacientes están sobre la mesa a tu merced, deben saber que cuando haces el primer corte, sabes lo que haces. Ninguna otra especialidad requiere ese tiempo, esa concentración, ni esa dedicación, salvo tal vez ser madre.  
Y si pierdes la concentración y no puedes entregarte al máximo, ¿ya no te quedará nada? Quizás sólo debas buscar un camino diferente. Eso es lo terrible, ¿y si no puedes darlo todo? Quizás tengas que volver al principio y volver a empezar de cero."
Meredith Grey.

Capítulo 6. Un mapa de ti.
"Los investigadores están tratando de crear un mapa del cerebro humano. Podría ser el mapa más complejo que se haya creado. Miles de millones de neuronas formando conexiones. A primera vista, parecen aleatorias, pero nada más lejos de la realidad. Todas las conexiones tienen que existir en un patrón específico, están diseñadas para cada función. Estas conexiones condicionan lo que somos, lo que nos gusta, lo que no, lo que decimos, lo que hacemos.
Apenas empezamos a conocer el alcance de las conexiones cerebrales, hasta donde llega su profundidad. Sabemos que todas las conexiones son importantes, todas son cruciales. Cuando una se interrumpe, generalmente, hay algún daño. El sistema de conexiones nos impulsa a actuar, elegir y comportarnos, a veces, contra nuestra voluntad. Pero no es aleatorio, es el mapa de quienes somos. Para saber cómo funcionan nuestras conexiones y para que las piezas encajen."
Derek Shepherd.

Capítulo 7. Thriller.
"Cada Halloween toca decidir qué disfraz vamos a ponernos: uno sexi, o quizá uno tenebroso, o puedes ir de superhéroe, que es lo que intento ser este año. 
Halloween no es apto para cardíacos, hay una sorpresa en cada esquina. Algunas sorpresas son buenas, y otras sorpresas son malas. Lo importante es no dejar que el miedo por la sorpresa te impida disfrazarte e ir a casa de los vecinos a preguntar. Así que, ¿qué será: susto o chuche?"
Meredith Grey.

Capítulo 8. Dos contra uno.
"Glioma, fibroma, blastoma... Sea cual sea el tumor, la gente que lo abordas de la misma manera: encuentras su escondrijo, abres al paciente, y lo sacas de raíz. Pero no sólo luchas contra ese tumor: es una guerra contra mil millones de células.
¿Cómo salir airoso cuando son mil millones contra uno? Te mantienes firme, sigues forzándote más allá de todo límite, y no aceptas la rendición. Pero la cruda realidad es que, por mucho que te esfuerces y luches por no perder el control, a la hora de la verdad estás en inferioridad de condiciones."
Meredith Grey.

Capítulo 9. 'Lo siento' parecen las palabras más difíciles de decir.
"Los médicos no se equivocan a propósito. Si te equivocas, las consecuencias son impredecibles. No es que lo hagamos adrede, ni que queramos hacer daño, pero a veces nos pasa: nos equivocamos. Y cuando lo hacemos, lo sentimos. Pero no importa lo que sientas, ya es igual porque ninguna disculpa importa.
Todos hemos hecho cosas de las que no nos enorgullecemos, y lo entiendo, nadie es perfecto. Pero, ¿cómo puedes vivir con ello? ¿Cómo puedes levantarte y enfrentarte al mundo sabiendo que pudiste hacerlo mejor, que debiste hacerlo mejor? ¿Basta con sentirlo? ¿Puede una disculpa cerrar nuestras heridas? ¿Aliviar el dolor? ¿Puede paliar el dolor que causamos?"
Caliophe 'Callie' Torres.

Capítulo 10. Alguien a quien conocía.
"El cuerpo es una masa muy compleja de sistemas que interaccionan entre sí. La gente suele pensar que los médicos tienen todo claro. Pero no siempre es fácil distinguir un leve fallo en el sistema de un desastre médico. Eso lo aprendemos el primer año de residencia, y pasamos el resto de la carrera como si no lo supiéramos.
Sólo es un resfriado, hay que aguantar, se pasará. En realidad, no es nada. Somos médicos, lo sabríamos si pasara algo. No nos pasará nada, no hay problemas."
Meredith Grey.

Capítulo 11. Hombre en la Luna.
"Cada médico tiene su oscuro secreto, todos somos unos friquis competitivos de la ciencia. En el colegio, hacíamos los mejores volcanes, de esos que escupían lava de verdad. En el instituto, nos pasábamos horas con los laberintos de ratones para poder revolucionar la medicina y transformarla para siempre. 
A veces, la clave para avanzar es saber qué primer paso hay que dar: ahí empieza el viaje. Esperas que todo se arregle y perseveras un día y otro día. Aunque estés cansado y quieras abandonar, no lo haces porque eres un pionero. Pero nadie dijo nunca que fuera fácil."
Meredith Grey.

Capítulo 12. Despierta, levántate.
"El fracaso es ineludible. A todos los científicos les han dicho que no, una y otra vez. Pero nos acordamos de los que nos cambiaron la vida: los Curie, los Saik, los Bartman... Son los que no aceptaban un 'no' por respuesta. 
El fracaso es inevitable, ineludible. No debe tener la última palabra. Debes aferrarte a lo que quieres. No debes aceptar un 'no' por respuesta y aceptar lo que venga. No cedas, no te rindas. Levántate, levántate y ve a por ello."
Meredith Grey.

Capítulo 13. Retráctate.
"Todos los días, los cirujanos toman decisiones que pueden acabar de dos formas: o muy bien, o muy, muy, muy mal. El problema es que las decisiones afortunadas y las desafortunadas parecen iguales cuando las tomas.
Al mirar atrás, es fácil ver dónde nos equivocamos y arrepentirnos de una decisión que parecía una buena idea. Si pensamos con la cabeza y escuchamos a nuestro corazón, es probable que veamos que decidimos bien y evitamos el peor de los remordimientos: el remordimiento por haber dejado pasar algo maravilloso."
Meredith Grey.

Capítulo 14. Tienes que esconder tu amor.
"El cáncer es un matón biológico: siempre buscando pelea, te ataca por sorpresa, espera a que el cuerpo se sienta a salvo, se sienta sano y fuerte. Sólo entonces el cáncer hará su aparición y empezará a crecer. Al cuerpo le pilla desprevenido: el cáncer es el maestro de las sorpresas.
Puedes esconderte de un matón, pero no de por vida. Sólo hay un modo de ganarle: plantándole cara. Si tienes la suerte de salir con vida, tómate un momento para celebrarlo. Y después, vuelve a ponerte en guardia para luchar contra el siguiente."
Meredith Grey.

Capítulo 15. Tirándolo todo.
"Nuestro coxis antes era una cola, y el vértice rosado del extremo del ojo era un tercer párpado. El apéndice antes nos ayudaba a digerir la comida, ahora no tiene función. La historia de nuestra evolución es la historia de lo que dejamos atrás, de lo que desechamos. Nuestro cuerpo conserva lo indispensable: cuando ya no necesitamos algo, lo descartamos, lo dejamos ir.
¿Por qué te sientes tan bien cuando te deshaces de algo, cuando te quitas un peso de encima? Quizá ser consciente de lo poco que necesitamos para sobrevivir nos ayude a entender lo fuerte que somos, a quedarnos sólo con lo necesario, a aferrarnos a lo imprescindible, a lo que necesitamos; no sólo para sobrevivir, sino para crecer."
Meredith Grey.

Capítulo 16. Sólo para arrepentidos.
"En el parto hay una fase, la más dura, se llama fase de transición. Cuando has estado empujando tan fuerte y tanto tiempo que estás exhausta, pero no ves el resultado de tu esfuerzo. Durante la fase de transición, crees que ya no puedes más, pero es porque estás a punto de conseguirlo. 
La transición es movimiento, de una parte de la vida a otra. Y, aunque creas que estás en un túnel oscuro que te asusta, debes salir por el otro lado, porque lo que te espera puede ser maravilloso."
Meredith Grey.

Capítulo 17. ¿Sabe usted?
"¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué te ha pasado? ¿Quieres vivir así? A veces, una persona, un paciente, un momento, te cambian la vida. Pueden cambiar tu perspectiva, influirte. Un momento que te obliga a replantearte todo lo que crees que sabes. ¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué te ha pasado? ¿Quieres vivir así? ¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué te ha pasado? ¿Quieres vivir así? ¿Sabes quién eres? ¿Sabes qué te ha pasado? ¿Quieres vivir así?"
Cristina Yang.

Capítulo 18. Estás enfermando.
"El ser humano se toca la cara unas dieciocho veces cada hora que está despierto. Eso te hace vulnerable a las infecciones unas cien veces al día. Las infecciones tienen la fea costumbre de aprovecharse de nuestras rutinas. Se propagan al tocar puertas, mesas, los botones del ascensor, bolígrafos, vasos compartidos, hasta el dinero. Sólo podemos evitar que se propaguen. Una vez que está ahí la infección suele ganar.
Todos saben que los médicos somos los peores pacientes. Ignoramos los síntomas hasta que nos caemos redondos. Creemos que no somos de la misma especie que los pacientes. Pero ninguno somos invencibles. En algún momento, debemos aceptar que somos humanos y que, a veces, hasta los más fuertes necesitan ayuda."
Meredith Grey.

Capítulo 19. Vencedora.
"Mi madre estuvo nominada cinco veces, ya he pasado por esto. Si suena el teléfono todo cambia: de pronto, eres una eminencia. Si no suena, no sé, mi madre era una eminencia, siempre la llamaban. 
Mi madre creyó que no ganaría. Creía que era un concurso de popularidad y ella no era popular. Era mujer, médica, y su arrogancia irritaba a muchos. No se permitía pensar que podía ganar porque lo deseaba con todas sus fuerzas. Cuando dijeron el nombre de mi madre, se llevó una sorpresa. Era el reconocimiento a su esfuerzo y a su sacrificio. Cuando llegó a casa, me dijo que no había ganado, aunque se lo merecía."
Meredith Grey.

Capítulo 20. A su aire.
"La cirugía es algo individual: llegamos a la mesa, bisturí en mano, y operamos solos. El aislamiento puede definirte porque, aunque estés rodeado de un equipo, todo depende de tu formación, tus decisiones, tu inteligencia, tus manos, tus suturas. Todo depende de ti. 
A los cirujanos nos forman para trabajar solos, para ser artistas en solitario, para ser inconformistas dentro y fuera del quirófano, aunque nunca estamos solos. Nos apoyamos en quienes nos precedieron. Nos acompañan los colegas que nos han apoyado y preparado, esperando el momento para el que todos vivimos, cuando todo depende de tu formación, de tus decisiones, de tu inteligencia, de tus manos, de tus suturas. Cuando todo depende de ti."
Meredith Grey.

Capítulo 21. Con el corazón en la mano.
"Desde hace años, una de las herramientas más valiosas de las que dispone un médico es el algoritmo: metes la queja de tu paciente en una casilla, y con la fórmula decides el siguiente paso. Pero, ¿y si el problema no cabe en una casilla? Bueno, te quedas solo, sin previo aviso, con mil alternativas para elegir. 
Entonces, ¿qué haces? ¿Cómo decides si estás desconcertado? ¿Cómo sabes que no estás cometiendo un inmenso error? Cierras los ojos, olvidas a todos y todo lo que te rodea, y cerras por que la voz de tu interior tenga razón. Porque, cuando has decidido, no puedes volver atrás."
Meredith Grey.

Capítulo 22. Nunca volveremos a estar juntos.
"A veces, sólo necesitas cambiar de aires, una nueva perspectiva. Pero no siempre eres consciente de que la necesitas porque necesitas una nueva perspectiva para darte cuenta. Es complicado. 
Abre los ojos. ¿Qué ves? ¿Más posibilidades? ¿Te da tu nueva perspectiva más esperanzas? Es el objetivo, aunque no siempre funciona así. A veces, el cambio de perspectiva te hace ver lo que has perdido."
Meredith Grey.

Capítulo 23. Nada sale bien a pesar de todos mis esfuerzos.
"Cualquier acción tiene una reacción opuesta. Las urgencias funcionan porque hay gente que  ha aprendido esa lección por las malas. Paracaidistas, jinetes de rodeos, personas cuya actividad, a menudo, desemboca en huesos rotos y vasos reventados. A los cirujanos nos forman para resolver las consecuencias de los riesgos: recogemos los trozos e intentamos pegarlos como buenamente podemos.
Las decisiones arriesgadas dan pavor: pueden acabar en lágrimas y huesos rotos. Y eso es lo que las hace tan emocionantes."
Meredith Grey.

Capítulo 24. Miedo (a lo desconocido).
"No lo sabe. Es idiota. Él dirá lo que quiera, pero podría ser el peor día de su vida. La gente dice: '¿Quién sabe? Mañana podría atropellarme un autobús. Es un poco extremo. A un amigo ya lo atropelló.' Quiero decir que nunca sabes qué te espera.
Cada vez que creemos que conocemos el futuro, aunque sea por un segundo, cambia. A veces, el futuro cambia, de pronto y por completo, y sólo podemos decidir qué hacer. Podemos elegir temerlo, quedarnos temblando, inmóviles, pensando que nos espera lo peor, o dar un paso al frente, hacia lo desconocido y pensar que será brillante."
Cristina Yang.


"Eres mi persona. 
Te necesito con vida. 
Tú me haces valiente."
Cristina Yang.


Anatomía de Grey. Temporada 9.

Capítulo 1. Me voy, me voy, me fui.
"Morir lo cambia todo. Están los efectos emocionales, pero también las cuestiones prácticas. ¿Quién hará tu trabajo? ¿Quién se ocupará de tu familia? Lo único bueno para ti es que no tienes que preocuparte por eso. Unos desconocidos vivirán en tu casa, harán tu trabajo y el mundo seguirá su curso, sin ti.
Dicen que la muerte pesa más a los vivos. Es duro decir adiós. A veces, es imposible. No dejas de sentir la pérdida. Eso hace todo tan, ¿agridulce?: dejamos fragmentos de nosotros atrás, pequeños recordatorios, una vida llena de recuerdos, fotos, objetos, cosas por las que nos recordarán, aunque ya no estemos."
Meredith Grey.

Capítulo 2. Recuerda aquellos tiempos.
"Tenía un juego de memoria cuando era pequeña. Consistía en unas tarjetas: se ponían boca abajo, cada una tenía un dibujo, levantabas una, la mirabas y volvías a colocarla. Luego tenías que acordarte de dónde estaba su pareja correspondiente. A veces, no tenías ni idea. Y otras, aparecía lo que necesitabas. Las tarjetas daba la impresión de estar desordenadas y al azar, pero según ibas levantándolas, cuantas más tarjetas veías, todo parecía ir encajando.
Aquí pasan cosas horribles, has hecho bien en irte, estás escapando al desastre. Yo, prácticamente, me crié aquí. Tienes razón, me perjudico y, probablemente, jamás me recupere. Tengo muchos recuerdos de gente a la que he perdido, pero tengo muchos otros recuerdos. Éste es el lugar donde me enamoré, donde encontré a mi familia. Aquí aprendí a ser médica, a hacerme responsable de la vida de otra persona, y aquí te conocí. Así que creo que este lugar me ha dado tanto como me ha quitado, he sobrevivido a muchas cosas. Todo depende de cómo lo mire. Elijo verlo así y recordarte a ti así. Espero que te vaya bien. Adiós."
Meredith Grey.


"Eres mi persona, 
y siempre serás mi persona."
Cristina Yang.


Capítulo 3. Ama a la persona con la que estás.
"Los cirujanos no transigimos, desafiamos a la muerte, rebasamos la perfección, operamos diecisiete horas si es necesario. No estamos hechos para resignarnos, pero eso no significa que no lo hagamos. 
Si seguimos nuestro instinto, elegimos no conformarnos. Es curioso, se nos quita un peso de encima, el sol brilla más fuerte y, durante un breve momento, encontramos un poco de paz."
Meredith Grey.

Capítulo 4. La vi ahí de pie.
"La ropa que lleva un cirujano sirve para dar una imagen. Las batas, las placas y los pijamas se combinan entre sí para indicar autoridad, alguien de quien te puedes fiar. Cuando te quitas la ropa, la cosa cambia. Somos sensibles, vulnerables, humanos, y tan proclives a un comportamiento cuestionable como cualquier otro.
Quizá a un cirujano le cueste admitirlo. No hay por qué avergonzarse de ser humano. Puede ser un alivio dejar de esconderse, aceptar quién eres y dejar que el mundo te vea así. Conocerse a sí mismo no hace daño a nadie. Porque cuando sabes quién eres, es más fácil saber lo que te importa y, en última estancia, lo que necesitas."
Meredith Grey.

Capítulo 5. Dulce condena.
"A veces, las cosas se te escapan de las manos, no puedes cambiarlas, ni someterlas a tu voluntad. Da igual que lleves cuarenta y cinco minutos de retraso, que no te hayas peinado, ni hayas hecho el desayuno, y que estés gastando neuronas cada segundo que te quedas quieto, muriéndote, muriéndote por dentro."
Meredith Grey.

Capítulo 6. Segunda opinión.
"Los médicos nunca han tenido todas las respuestas. Hubo un tiempo en el que cuando enfermabas, te drenaban la sangre como si te cambiaran el aceite. Siempre estábamos reconsiderando lo que dábamos por hecho, y redefiniéndolo.
Puede darte miedo ver que has cometido un error, pero no darte miedo cambiar de opinión, aceptar que las cosas cambian, que nunca serán iguales para bien o para mal. Debemos estar dispuestos a abandonar nuestras convicciones. Cuanto más dispuestos estemos a aceptar lo que es y no lo que creíamos, antes acabaremos en el lugar al que pertenecemos."
Meredith Grey.

Capítulo 7. Mi destino era amarte.
"¿Pueden dos personas estar predestinadas? ¿Hechas la una para la otra? ¿Ser almas gemelas? Sería bonito si fuera verdad, que siempre hay alguien fuera esperándonos, y a quien esperamos. Pero no sé si creérmelo
Quizás sí que me lo creo. Eso de estar predestinado. ¿Por qué no creerlo? En serio. ¿Quién no quiere más romanticismo en su vida? Quizá depende de nosotros hacerlo realidad, estar hechos el uno para el otro. Al menos, así sabrás seguro si estabas predestinado o no."
Meredith Grey.

Capítulo 8. El amor te revoluciona.
"Casi todo el mundo odia los hospitales, pero los internos, no. Para ellos, es un lugar mágico, es poesía: el ritmo de las máquinas, el 'frum, frum' de las batas... Es un lugar lleno de promesas, emociones, sorpresas, donde los sueños pueden hacerse realidad.
No hay por qué oír arpas sonando o pájaros cantando, ni tienen que caer pétalos del cielo. Y hay días en que el romanticismo decae, pero si miras alrededor, el mundo es alucinante. Así que párate un segundo, disfruta de la belleza, siente la magia, empápate de ella, porque no es eterna. El romanticismo se desvanece, pasan cosas y la gente cambia, el amor morirá, pero quizá no hoy."
Meredith Grey.

Capítulo 9. Corre, pequeña, corre.
"El sistema suprarrenal reacciona ante el estrés liberando hormonas que nos ponen en alerta. El problema es que el sistema suprarrenal no sabe distinguir entre unos simples nervios o la proximidad de un desastre. 
El cuerpo no sabe diferenciar entre los nervios y la emoción, el pánico y la duda, el principio y el fin. El cuerpo sólo te dice que corras. A veces, lo ignoras. Es lo más razonable. Pero, a veces, le haces caso. Uno debe confiar en su instinto, ¿no? Si tu cuerpo dice corre, corre."
Meredith Grey.

Capítulo 10. Cosas que hemos dicho hoy.
"Para abordar un problema, un cirujano necesita la mayor información posible. Así que, hacemos preguntas como: '¿Cuándo empezaron las molestias?', '¿Ya había padecido estos síntomas?', '¿Tiene antecedentes familiares?', '¿Una vida sexual activa?', '¿Le han operado recientemente?'. Si no quieres o no puedes responder a las preguntas, nos vemos obligados a hacer pruebas para saber más. Hasta que tenemos los resultados sólo podemos esperar.
La próxima vez que vayas a la consulta del médico, acuérdate, no te pregunta esas cosas por su bien, sino por el tuyo. Cuéntale todo. Los pequeños detalles no son triviales, componen la historia. No hay prisa, tómate el tiempo que necesites, empieza desde el principio."
Meredith Grey.

Capítulo 11. El final es el comienzo del fin.
"El gran día ha llegado, el día en que te darán la noticia, el resultado de la prueba: la biopsia es ¿maligna o benigna? ¿Viviré o moriré? Sólo quieres saberlo, aunque temas saberlo. Así, podrás seguir con tu vida para bien o para mal. 
Dicen que la ignorancia es felicidad porque, en cuanto sabes que tienes un tumor o conoces el pronóstico, no puedes volver atrás. ¿Serás fuerte o te derrumbarás? Es difícil de saber. Así que no te preocupes por eso, disfruta de la vida, antes de que te den la noticia. La ignorancia es felicidad."
Meredith Grey.

Capítulo 12. Caminando en un sueño.
"Los que sufren una amputación, a menudo, experimentan una sensación donde estaba la extremidad amputada: sienten que sigue ahí. El síndrome se llama 'miembro fantasma'. Es como si el cuerpo no aceptara el terrible trauma que ha sufrido. La mente intenta volver a completar el cuerpo. Los que padecen ese síndrome hablan de muchas sensaciones diferentes, pero la más común de todas es el dolor.
El cuerpo puede ser terco cuando hay que aceptar el cambio. La mente conserva la esperanza de que el cuerpo vuelva a estar entero. Y la mente luchará por esa esperanza, con uñas y dientes, hasta que halle un modo de entender la nueva realidad y acepte que lo que se ha ido, lo ha hecho para siempre."
Meredith Grey.

Capítulo 13. A sangre y fuego.
"Todos hemos oído las palabras de moda: racionalizar, optimizar, integrar, adaptar. Todos los días a alguien se le ocurre una nueva estrategia, una herramienta para aumentar nuestra eficacia. La idea es facilitarnos la vida. La cuestión es, ¿la facilita? 
Para ser eficiente, tienes que eliminar lo que no funciona, pensar en lo que importa, y aferrarte a las cosas que más importan."
Meredith Grey.

Capítulo 14. La cara del cambio.
"A mí no me van los cambios. En oncología, cuando una célula normal se convierte en algo maligno, se habla de transformación. Las células se hacen tóxicas delante de tus ojos. Así que, yo creo que la transformación es una mierda.
El cambio es extraño, no todos se adaptan. Puede pillarte desprevenido. Las cosas no son como antes, tu mundo se transforma, te das cuenta de que el suelo se ha movido. Todo es incierto y no hay vuelta atrás. El mundo a tu alrededor es diferente, irreconocible, y no puedes hacer nada, estás atrapado. El futuro te mira a los ojos y no sabes si te gusta lo que ves. Como dije, no me van los cambios."
Alex Karev.

Capítulo 15. Dura negociación.
"Dicen que hay un signo infalible en una negociación de éxito. Cuando ambas partes se levantan de la mesa y las dos sienten que les han jodido, se trata de alcanzar un acuerdo con el que todos salgan ganando. 
Dicen que la negociación es un arte, pero cuando negociamos, tenemos una estrategia, usamos tácticas. Estrategia y táctica no son palabras para buscar un consenso: son para ir a la guerra."
Meredith Grey.

Capítulo 16. Por eso luchamos.
"Hay una intervención para tratar la epilepsia que consiste en cortar la conexión entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro para bloquear las señales que provocan las convulsiones. El problema es que también impide al cerebro comunicarse consigo mismo: el hemisferio izquierdo no sabe lo que se propone el derecho. El paciente puede sufrir problemas de coordinación, memoria, habla. Es una solución drástica que sólo se completa cuando las demás opciones han fallado porque, cuando se hace ese corte, no hay vuelta atrás.
Hay una razón por la que los cirujanos están dispuestos a jugárselo todo en una operación arriesgada sin vuelta atrás y que podría tener terribles consecuencias: a veces, funciona."
Meredith Grey.

Capítulo 17. Trasplante en tierra baldía.
"Para un paciente en estado crítico, un trasplante supone empezar de cero, una segunda oportunidad. Pero el cuerpo está diseñado para combatir a los invasores, incluso a los que intentan salvarlo. Un trasplante no garantiza que la vida sea más fácil: existe el riesgo de que el cuerpo rechace el órgano. 
El proceso del trasplante asusta. El paciente pasa de preocuparse porque le den un órgano a preocuparse por si lo rechazará. La ansiedad no desaparece hasta que abre los ojos tras la operación y ve que el regalo ha sido aceptado."
Meredith Grey.

Capítulo 18. Manos ociosas.
"El trabajo mantiene activa la mente, evita que nos metamos en líos. Cuando no estamos trabajando, nuestras manos están ociosas y el diablo busca las manos ociosas. Y cuando tu mente está ociosa, seguro que también intervendrá el diablo.
Al principio, el ocio puede parecer agradable, con las bromas y las risas. Todos necesitamos el ocio para pensar en algo que no sea el trabajo, aunque signifique pensar en algo que nos da miedo. Descansar del trabajo es el modo de adquirir perspectiva. Sólo después de ver las cosas con perspectiva, recordamos dónde deberían estar nuestras manos."
Meredith Grey.

Capítulo 19. No puedo quitarme esa sensación.
"Imagina que estás en un quirófano mirando una aneurisma incrustada en el lóbulo frontal de un paciente. Necesitarás tres cosas para extirparlo: confianza, un bisturí y grandes dosis de instinto.
Hay sentimientos que se niegan a marcharse, son distracciones que te susurran al oído. Hay cosas que se enconan, por mucho que lo intentes, no puedes ignorar el instinto. Como suele decirse, 'fíate de tu intuición'."
Meredith Grey.

Capítulo 20. Ella me está matando.
"Los pacientes lo dicen constantemente: 'Dígamelo sin rodeos. Quiero saber qué me pasa. Dígamelo, lo aceptaré.' No eludimos las preguntas por crueldad, lo hacemos porque cuando dicen que quieren saber la verdad, no saben lo que dicen.
Dicen que la verdad te hará libre, qué sabrán los que lo dicen. La verdad es terrible, aterradora. Es más de lo que puedes soportar. Tenemos que ser sinceros contigo, cuidado con lo que preguntas cuando entras en un hospital porque, cuando sepas lo que pasa de verdad, quizá nunca te recobres."
Meredith Grey.

Capítulo 21. Monstruo dormido.
"Las inspecciones son como monstruos durmientes: no las ves, no las notas, pero debes hacer cuanto esté en tu mano para contenerlas porque, cuando los monstruos despiertan, no puedes controlarlos.
Todo el tiempo que has estado convenciéndote de que el monstruo durmiente no era real, estaba cogiendo fuerzas, la infección se extendía. El monstruo está despierto y no puedes hacer nada."
Miranda Bailey.

Capítulo 22. ¿Crees en la magia?.
"No existe eso que llaman magia, que nosotros sepamos. Y aunque los cirujanos estudiamos los secretos que se esconden tras el intricado sistema de células, tejidos y órganos, cuando las cosas se tuercen hasta límites insospechados, sólo tenemos algunos trucos en la manga para recomponer un cuerpo. Pero existe un poder o, más bien, un hechizo, y si lo usas bien, puede ser casi mágico.
Como cirujanos, no somos ajenos a los desgarros del cuerpo humano, de hecho, sacrificamos lo mejor de nuestra vida aprendiendo todas las formas que hay de recomponerlo. Pero hay heridas que los cirujanos no podemos curar, no nosotros solos, se necesita un poder que no tenemos. La magia no existe, no ésa del abracadabra y los genios de las lámparas. Bien, hay cierta magia en la certeza de que, aunque no todo puede repararse, se puede sobrevivir a casi todo."
Meredith Grey.

Capítulo 23. La preparación lo es todo.
"Te golpean inesperadamente. Cuando llegan las desgracias, llegan de pronto, sin previo aviso. No vemos llegar la catástrofe, aunque intentemos estar preparados.
Nos esforzamos al máximo, pero, a veces, no es suficiente. Nos ponemos el cinturón, nos ponemos el casco, vamos por sitios iluminados. Intentamos salvarnos, intentamos protegernos. Pero eso no sirve de nada porque, cuando llegan las desgracias, aparecen de repente. Las desgracias llegan de repente, sin previo aviso, pero olvidamos que, a veces, las alegrías también llegan así."
Meredith Grey.

Capítulo 24. La tormenta perfecta.
"Tenía una gran profesora en la Facultad, parecía invencible, y un día, tuvieron que extirparle la vesícula. Murió en la operación: sus plaquetas dejaron de coagular, se desangró en la mesa. Todo lo que podía salir mal, salió mal. Los cirujanos tenemos un nombre para eso, lo llamamos una tormenta perfecta. Es curioso, no creí que me pasara a mí.
Todas las tormentas amainan. Cuando todos los árboles han sido arrancados, cuando todas las casas han sido despedazadas, el viento por fin calla, en el cielo se hacen claros, la lluvia cesa. El cielo se despeja en un instante y, sólo entonces, en los momentos de calma tras la tormenta, sabemos quién fue lo bastante fuerte para sobrevivir."
Meredith Grey.

Anatomía de Grey. Temporada 8.

Capítulo 1. Caída libre.
"Hasta los matrimonios consolidados fracasan: parece que estás en tierra firme y, de pronto, ya no. Y siempre hay dos versiones: la tuya y la suya. Aunque las dos versiones empiezan igual: con dos personas que se enamoran. Nadie se casa pensando que saldrá mal. Crees que el tuyo sí saldrá bien. Siempre es un shock, darte cuenta de que se ha acabado. Parece que estás en tierra firme y, de pronto, ya no.
¿Tienes lo que hay que tener? Si tu matrimonio está en peligro, ¿podrás capear el temporal? Cuando el suelo cede y tu mundo se derrumba, quizás sólo necesitas fe y confiar en que sobreviviréis juntos, quizás sólo necesitas agarrarte, y pase lo que pase no soltarte."
Meredith Grey.

Capítulo 2. Se fue.
"Cuando mi madre dejó a mi padre, no se lo dijo. Ni que me llevaba con ella hasta que aterrizamos en la otra punta del país. Entonces, se llamaban desavenencias familiares. Hoy se llamaría secuestro. 
Crees que el amor verdadero es lo único que puede apoderarse de tu corazón, lo que puede entrar en tu vida e iluminarla, o destruirla. Entonces, te conviertes en madre."
Meredith Grey.

Capítulo 3. Asume el mando.
"Estudias, te preparas, trabajas. Años que te llevan hasta el día en que tomas las riendas. Ese días debes estar listo para todo. Pero hay una cosa para la que nunca estás listo: el día en que dejas las riendas.
A veces, pasa en un instante: tomamos las riendas, nos convertimos en líder, buscamos una salida. Buscamos una salida y la seguimos, aunque no sepamos adónde nos lleva."
Meredith Grey.

Capítulo 4. ¿Qué pasa con los hombres?
"Hay diferencias entre el cerebro masculino y femenino. El femenino tiene un hipocampo más grande. Suelen tener más retención y memoria. Tenemos el córtex parietal más grande, no esquivamos mejor los ataques. El cerebro masculino afronta los retos de forma distinta al femenino. Ellas tienen más capacidad para el lenguaje, los detalles, la empatía. Los hombres, no tanta. Eso no significa que seamos menos capaces de sentir. Podemos hablar de nuestros sentimientos; sin embargo, casi siempre preferimos no hacerlo. 'Sé un hombre', te lo dicen constantemente. Pero, ¿qué significa? ¿Significa fuerza? ¿Significa sacrificio? ¿Significa ganar? Quizá sea más sencillo. Hay que saber cuando no ser un hombre. A veces, hay que ser un hombre para olvidar tu amor propio, admitir la derrota, y simplemente, empezar de cero otra vez."
Derek Shepherd, Richard Webber, Alex Karev, Jackson Avery, Mark Sloan, y Owen Hunt.

Capítulo 5. Pérdidas, amor y legados.
"El cuerpo humano está diseñado para compensar las pérdidas. Se adapta y así ya no necesita lo que no puede tener. Pero, a veces, la pérdida es demasiado grande y el cuerpo no puede compensarla solo. Entonces, intervienen los cirujanos. 
Tenemos tantas esperanzas cuando algo empieza, parece que sólo podemos ganar un montón, no perderlo. Dicen que la incapacidad para aceptar las pérdidas es una forma de locura. Seguramente sí, pero, a veces, es el único modo de seguir vivo."
Meredith Grey.

Capítulo 6. Cara de póquer.
"De bebés éramos simples. Si llorabas una vez, tenías hambre. Si eran dos, tenías sueño. Es de mayores cuando nos complicamos. Ocultamos los sentimientos, nos cerramos. A veces, no sabemos ni lo que piensan o sienten los demás. Sin querer nos convertimos en maestros del disimulo. 
No siempre es fácil decir lo que piensas. A veces, tienen que obligarte a hacerlo. A veces, es mejor no decir nada, hacerte el tonto, aunque tu cuerpo esté deseando confesar. Así que te callas, guardas el secreto y buscas otros modos de ser feliz."
Meredith Grey.

Capítulo 7. Sáqueme, entrenador.
"Los cirujanos no pueden ser vagos. Los riesgos son muy grandes. Si nos dormimos en los laureles, ocurre una fatalidad, algo que no vemos venir.
Puede que no siempre ganemos, pero no somos vagos. Arriesgamos, nos volcamos, intentamos lanzarla fuera y, a veces, nos eliminan. Pero, a veces, anotas una carrera."
Meredith Grey.

Capítulo 8. Una caja con forma de corazón.
"Imagínate que estás en el quirófano, reparando una vena cava y, de pronto, todo se va al traste. Así que cortas esto, coses lo otro y el mal trance es agua pasada. Pero no podemos encarar todos los problemas con un bisturí, aunque podría intentarse. Pero sería considerado una agresión. 
Es aterrador lo rápido que todo puede irse a la mierda. A veces, hay que sufrir una pérdida para recordar lo que te importa. A veces, te das cuenta de que eso te ha hecho más fuerte, más sabio, te da armas para enfrentarte al próximo desastre. A veces, pero no siempre."
Meredith Grey.

Capítulo 9. Oscura fue la noche.
"'He tenido un día terrible', lo decimos constantemente: una discusión con el jefe, una gastroenteritis, un atasco. Decimos que ha sido terrible cuando no ha pasado nada terrible. 
Hay cosas que nos destrozan: una endodoncia, una auditoría de Hacienda, que nos tiren café en la ropa. Pero cuando pasa algo realmente terrible, le rogamos a un Dios en el que no creemos que nos devuelva los pequeños horrores y se lleve éste. Qué absurdas nos parecen ahora, ¿no? La inundación de la cocina, la urticaria, la pelea que nos deja cabreados. ¿Nos habría ayudado conocer el futuro? ¿Nos habríamos dado cuenta de que eran los buenos momentos?"
Meredith Grey.

Capítulo 10. De repente.
"Las víctimas de un impacto brusco son las más difíciles de tratar. No les hace daño sólo la colisión, también lo que viene después. La fuerza centrífuga las sigue moviendo, las zarandea en los vehículos, las despide por el parabrisas, y comprime sus órganos contra el esqueleto. Sus cuerpos son golpeados una y otra vez. No se conoce el alcance de los daños hasta que se paran. 
No puedes prepararte para un impacto brusco, no puedes planificarte, te golpea sin saber cómo y, de pronto, tu vida anterior se acaba, para siempre."
Meredith Grey.

Capítulo 11. Este momento mágico.
"¿Alguna vez has interpretado el papel protagonista en una función, o sólo en un recital? Todos te miran, esperando que hagas lo que han venido a ver. Y tú sientes la presión de actuar. Hubo un tiempo en el que los quirófanos eran como anfiteatros. Y aún lo parecen. La gente se prepara para la representación, se dan los últimos retoques: está el vestuario y las máscaras, el atrezzo. Cada detalle requiere su ensayo, su coreografía... Todo para llegar al momento en que se abre el telón. ¿Sabéis qué dicen del (carné yijol*)? Que sólo hay un modo de entrar.
Ojalá la vida fuera un ensayo con vestuario y tuviéramos tiempo para repetir. Podríamos ensayar cada momento hasta que lo domináramos. Por desgracia, cada día de nuestra vida es una función. Incluso cuando tenemos la oportunidad de ensayar y prepararnos y practicar, nunca estamos listos para los grandes momentos de la vida."
Meredith Grey.

Capítulo 12. Esperanza para los desesperados.
"'No podemos hacer nada más por usted' son las últimas palabras que un cirujano querría decir. No nos es fácil darnos por vencidos y hacemos lo posible por no hacerlo. Para los cirujanos 'causa perdida' significa esforzarse más. 
¿Cuándo tiras la toalla? ¿Cuándo admites que una causa perdida lo es? Llega un momento en que es demasiado y estamos cansados de seguir luchando, y nos rendimos. Ahí empieza el trabajo de verdad, buscar esperanza donde parece que no hay ninguna, en absoluto."
Meredith Grey.

Capítulo 13. Si entonces...
"Tu hijo es el que te reservaba tu destino. Estaba predestinado, eso te dicen los de adopción. Quiero pensar que es cierto, pero todo lo demás parece tan fortuito. ¿Y si algo insignificante que hice o dije, lo hubiera cambiado todo? ¿Y si me hubiera decidido por otra vida o por otra persona? No nos habríamos encontrado nunca. ¿Y si hubiera tenido otra educación o mi madre no hubiera enfermado? ¿Y si hubiera tenido un buen padre? ¿Y si...? ¿Y si...? ¿Y si...?
Tu vida es un regalo. Acéptala. Por muy desastrosa o lamentable que te parezca. Algunas cosas pasarán como si te las reservara el destino. Como si estuvieran predestinadas."
Meredith Grey.

Capítulo 14. Todo lo que necesitas es amar.
"Hay momentos de nuestra vida en los que el amor lo vence todo: el cansancio, la falta de sueño, cualquier cosa. Y hay otros momentos en los que el amor sólo nos da sufrimiento. 
Buscamos el modo de aplacar el dolor. A veces, aplacamos el dolor sacando lo mejor que tenemos. O dejándonos llevar por el momento. A veces, lo único que necesitamos para aplacar el dolor es darnos una tregua."
Meredith Grey.

Capítulo 15. Me has visto últimamente.
"Cuando lo has probado todo y la jaqueca no remite, no dejas de toser y no baja la inflamación, acudes a un profesional. Como cirujanos pasamos años mejorando las técnicas de percepción que nos permiten detectar el problema. El problema es que, a veces, el tiempo que pasamos mejorando las técnicas de percepción puede acabar restringiendo el criterio de una persona. ¿Y cómo discutes con alguien que tiene a la ciencia de su parte?
Quizá no nos guste, pero es importante parar de vez en cuando, salir de nuestra cabeza y mirar alrededor. Darte cuenta de que tu perspectiva era equivocada puede hasta liberarte. De pronto, ves un nuevo potencial, nuevas posibilidades, que si no, no habrías visto. Todo eso está bien cuando una situación desesperada tiene buenas perspectivas, pero, por desgracia, a veces, sucede lo contrario."
Meredith Grey.

Capítulo 16. Si tan sólo se sentían solos.
"A los cirujanos nos enseñan a consultarnos entre nosotros, a contrastar opiniones. Animamos a los pacientes a que pidan segundas opiniones. Pero, ¿para qué pedir otra opinión si tienes razón? Porque si somos sinceros, los cirujanos se parecen a los cowboys: vamos por nuestra cuenta. 
Puedes pedir consejo a los demás, rodearte de gente de confianza. Pero, al final, la decisión es tuya, sólo tuya. Cuando llega el momento de actuar y estás solo, entre la espada y la pared, la única voz que importa es la de tu cabeza. La que dice eso que seguramente ya sabías, la que casi siempre tiene razón."
Meredith Grey.

Capítulo 17. Un paso demasiado lejos.
"Nos enseñan a estar alerta, a dar con la causa del dilema, a hacer las preguntas adecuadas, a hallar la raíz del problema, hasta que sabemos lo que ocurre y podemos afrontarlo. Hay que ser muy prudente, o podríamos precipitarnos creando problemas donde no los hay.
Nuestras intenciones son siempre puras, queremos hacer lo correcto. Pero también deseamos extralimitarnos. Corremos el peligro de llevar las cosas demasiado lejos. Nos dicen que no causemos daño, mientras nos enseñan a abrir con cuchillos. Así que hacemos cosas, cuando debimos no haberlas hecho. Porque cuando no hay problemas nos cuesta admitirlo, no hacer nada, antes de empeorarlo, antes de causar un daño terrible."
Meredith Grey.

Capítulo 18. El león duerme esta noche.
"En el quirófano, solemos decir: 'No domestiques a un león'. Significa que, aunque un tumor parezca inofensivo o pequeño, o tenga unos márgenes perfectos, es un tumor, es peligroso y puede morder. 
Todos oímos advertencias que ignoramos, desafiamos a la suerte, nos la jugamos, jugamos con fuego. Es la naturaleza humana: si nos dicen que no toquemos algo, lo tocamos. Aunque sepamos que no debemos. Quizá porque, en el fondo, buscamos problemas."
Meredith Grey.

Capítulo 19. Sistema de apoyo.
"De niños estudiábamos el cuerpo humano, que los huesos se unen a los músculos, y el músculo está unido a la piel. En la Facultad de Medicina, se complica todo un poco. Aun así, todo es cierto, todo está unido. Los huesos están unidos a los músculos, los músculos a la piel, y si quitas una de las partes, el resto se desmorona.
El cuerpo humano se compone de órganos que lo mantienen vivo: uno nos ayuda a respirar, otro nos mantiene en pie, otro nos da hambre, y otro nos hace felices. Están conectados. Si eliminas uno, todo lo demás se desmorona. Y sólo cuando parece que nuestro sistema de apoyo va a fallarnos, nos damos cuenta de cuánto dependíamos de ellos."
Meredith Grey.

Capítulo 20. La chica sin nombre.
"Cuando somos niños queremos que todo se quede como está: el mismo maestro, la misma casa, los mismos amigos. Cuando eres cirujano, te pasa igual. Te acostumbras a los mismos especialistas, las mismas enfermeras, el mismo hospital. Claro que todo cambia al llegar al quinto año, y debes buscar un nuevo empleo.
La gente dice que no puedes avanzar si no dejas atrás el pasado. Dejar atrás las cosas es fácil, lo difícil es cambiar de vida. Así que, a veces, nos negamos. Intentamos que todo siga igual. Pero todo no puede ser como siempre. En algún momento, debes hacerlo. Pasar página. Por muy doloroso que sea, es el único modo de crecer."
Meredith Grey.

Capítulo 21. El momento de la verdad.
"Imagínate que has estado tus cinco años de residencia practicando para ser cirujano. Pero esos años, de pronto, no importan. Lo único que importa, lo que te separa del resto de tu carrera, es un examen oral, en un hotel al azar, en una ciudad al azar, con un examinador al azar que te pregunta al azar: '¿Nervioso? Deberías estarlo'.
La guardería, el colegio, el instituto, la facultad, la residencia: todo conduce a esto. Algunos se hunden con la presión, a otros les motiva. Sea como sea, no hay nada más que hacer, se acabó estudiar, se acabó prepararse. Nos guste o no, la hora ha llegado. Lo único que te queda es presentarte."
Meredith Grey.

Capítulo 22. Deja los malos días rodar.
"Carpe diem. ¿No es un rollo el carpe diem? ¿Cómo vas a planificar una vida, una carrera, una familia, si siempre estás viviendo el momento? Si todos disfrutáramos cada momento de cada día, no habría médicos. ¿Quién aguantaría la carrera? Estaríamos muy ocupados viviendo el momento. Signifique lo que signifique. 
Los romanos tienen parte de razón: hay que vivir la vida. Vivir significa que cada mañana al despertar debes elegir, entre aprovechar lo que la vida te ofrece en el momento y seguir adelante, llueve o truene, o cerrar las cortinas y no dejar entrar la luz."
Meredith Grey.

Capítulo 23. Migración.
"Hay unas aves. Se parecen a las golondrinas, creo. En septiembre, se van del lluvioso Seattle para pasar el invierno en México. No son tontas. Y todos los años una muchedumbre viene a Seattle a beber cerveza y verlas emprender el vuelo. Lo llaman la gran migración.
No sé cómo lo hacen esas aves: viajar a miles de kilómetros sin perderse, sin estamparse contra las ventanas o sin que se las coman los gatos. Pero cada primavera, vuelven, supongo que a lo conocido. La gente dice que es bonito verlas marcharse. Dicen que puedes ver el momento en que al oír una misteriosa señal, todas juntas deciden emprender el vuelo. Quizá me lo haya perdido. No importa, siempre queda el año que viene."
Meredith Grey.

Capítulo 24. Vuelo.
"Nuestros años como residentes serán los mejores y los peores de nuestras vidas. Rebasaremos nuestros límites. Aquí, empezamos, ésta es la línea de salida. La victoria depende de nosotros."
Meredith Grey.