Capítulo 1. Me voy, me voy, me fui.
"Morir lo cambia todo. Están los efectos emocionales, pero también las cuestiones prácticas. ¿Quién hará tu trabajo? ¿Quién se ocupará de tu familia? Lo único bueno para ti es que no tienes que preocuparte por eso. Unos desconocidos vivirán en tu casa, harán tu trabajo y el mundo seguirá su curso, sin ti.
Dicen que la muerte pesa más a los vivos. Es duro decir adiós. A veces, es imposible. No dejas de sentir la pérdida. Eso hace todo tan, ¿agridulce?: dejamos fragmentos de nosotros atrás, pequeños recordatorios, una vida llena de recuerdos, fotos, objetos, cosas por las que nos recordarán, aunque ya no estemos."
Meredith Grey.
Capítulo 2. Recuerda aquellos tiempos.
"Tenía un juego de memoria cuando era pequeña. Consistía en unas tarjetas: se ponían boca abajo, cada una tenía un dibujo, levantabas una, la mirabas y volvías a colocarla. Luego tenías que acordarte de dónde estaba su pareja correspondiente. A veces, no tenías ni idea. Y otras, aparecía lo que necesitabas. Las tarjetas daba la impresión de estar desordenadas y al azar, pero según ibas levantándolas, cuantas más tarjetas veías, todo parecía ir encajando.
Aquí pasan cosas horribles, has hecho bien en irte, estás escapando al desastre. Yo, prácticamente, me crié aquí. Tienes razón, me perjudico y, probablemente, jamás me recupere. Tengo muchos recuerdos de gente a la que he perdido, pero tengo muchos otros recuerdos. Éste es el lugar donde me enamoré, donde encontré a mi familia. Aquí aprendí a ser médica, a hacerme responsable de la vida de otra persona, y aquí te conocí. Así que creo que este lugar me ha dado tanto como me ha quitado, he sobrevivido a muchas cosas. Todo depende de cómo lo mire. Elijo verlo así y recordarte a ti así. Espero que te vaya bien. Adiós."
Meredith Grey.
"Eres mi persona,
y siempre serás mi persona."
Cristina Yang.
Capítulo 3. Ama a la persona con la que estás.
"Los cirujanos no transigimos, desafiamos a la muerte, rebasamos la perfección, operamos diecisiete horas si es necesario. No estamos hechos para resignarnos, pero eso no significa que no lo hagamos.
Si seguimos nuestro instinto, elegimos no conformarnos. Es curioso, se nos quita un peso de encima, el sol brilla más fuerte y, durante un breve momento, encontramos un poco de paz."
Meredith Grey.
Capítulo 4. La vi ahí de pie.
"La ropa que lleva un cirujano sirve para dar una imagen. Las batas, las placas y los pijamas se combinan entre sí para indicar autoridad, alguien de quien te puedes fiar. Cuando te quitas la ropa, la cosa cambia. Somos sensibles, vulnerables, humanos, y tan proclives a un comportamiento cuestionable como cualquier otro.
Quizá a un cirujano le cueste admitirlo. No hay por qué avergonzarse de ser humano. Puede ser un alivio dejar de esconderse, aceptar quién eres y dejar que el mundo te vea así. Conocerse a sí mismo no hace daño a nadie. Porque cuando sabes quién eres, es más fácil saber lo que te importa y, en última estancia, lo que necesitas."
Meredith Grey.
Capítulo 5. Dulce condena.
"A veces, las cosas se te escapan de las manos, no puedes cambiarlas, ni someterlas a tu voluntad. Da igual que lleves cuarenta y cinco minutos de retraso, que no te hayas peinado, ni hayas hecho el desayuno, y que estés gastando neuronas cada segundo que te quedas quieto, muriéndote, muriéndote por dentro."
Meredith Grey.
Capítulo 6. Segunda opinión.
"Los médicos nunca han tenido todas las respuestas. Hubo un tiempo en el que cuando enfermabas, te drenaban la sangre como si te cambiaran el aceite. Siempre estábamos reconsiderando lo que dábamos por hecho, y redefiniéndolo.
Puede darte miedo ver que has cometido un error, pero no darte miedo cambiar de opinión, aceptar que las cosas cambian, que nunca serán iguales para bien o para mal. Debemos estar dispuestos a abandonar nuestras convicciones. Cuanto más dispuestos estemos a aceptar lo que es y no lo que creíamos, antes acabaremos en el lugar al que pertenecemos."
Meredith Grey.
Capítulo 7. Mi destino era amarte.
"¿Pueden dos personas estar predestinadas? ¿Hechas la una para la otra? ¿Ser almas gemelas? Sería bonito si fuera verdad, que siempre hay alguien fuera esperándonos, y a quien esperamos. Pero no sé si creérmelo
Quizás sí que me lo creo. Eso de estar predestinado. ¿Por qué no creerlo? En serio. ¿Quién no quiere más romanticismo en su vida? Quizá depende de nosotros hacerlo realidad, estar hechos el uno para el otro. Al menos, así sabrás seguro si estabas predestinado o no."
Meredith Grey.
Capítulo 8. El amor te revoluciona.
"Casi todo el mundo odia los hospitales, pero los internos, no. Para ellos, es un lugar mágico, es poesía: el ritmo de las máquinas, el 'frum, frum' de las batas... Es un lugar lleno de promesas, emociones, sorpresas, donde los sueños pueden hacerse realidad.
No hay por qué oír arpas sonando o pájaros cantando, ni tienen que caer pétalos del cielo. Y hay días en que el romanticismo decae, pero si miras alrededor, el mundo es alucinante. Así que párate un segundo, disfruta de la belleza, siente la magia, empápate de ella, porque no es eterna. El romanticismo se desvanece, pasan cosas y la gente cambia, el amor morirá, pero quizá no hoy."
Meredith Grey.
Capítulo 9. Corre, pequeña, corre.
"El sistema suprarrenal reacciona ante el estrés liberando hormonas que nos ponen en alerta. El problema es que el sistema suprarrenal no sabe distinguir entre unos simples nervios o la proximidad de un desastre.
El cuerpo no sabe diferenciar entre los nervios y la emoción, el pánico y la duda, el principio y el fin. El cuerpo sólo te dice que corras. A veces, lo ignoras. Es lo más razonable. Pero, a veces, le haces caso. Uno debe confiar en su instinto, ¿no? Si tu cuerpo dice corre, corre."
Meredith Grey.
Capítulo 10. Cosas que hemos dicho hoy.
"Para abordar un problema, un cirujano necesita la mayor información posible. Así que, hacemos preguntas como: '¿Cuándo empezaron las molestias?', '¿Ya había padecido estos síntomas?', '¿Tiene antecedentes familiares?', '¿Una vida sexual activa?', '¿Le han operado recientemente?'. Si no quieres o no puedes responder a las preguntas, nos vemos obligados a hacer pruebas para saber más. Hasta que tenemos los resultados sólo podemos esperar.
La próxima vez que vayas a la consulta del médico, acuérdate, no te pregunta esas cosas por su bien, sino por el tuyo. Cuéntale todo. Los pequeños detalles no son triviales, componen la historia. No hay prisa, tómate el tiempo que necesites, empieza desde el principio."
Meredith Grey.
Capítulo 11. El final es el comienzo del fin.
"El gran día ha llegado, el día en que te darán la noticia, el resultado de la prueba: la biopsia es ¿maligna o benigna? ¿Viviré o moriré? Sólo quieres saberlo, aunque temas saberlo. Así, podrás seguir con tu vida para bien o para mal.
Dicen que la ignorancia es felicidad porque, en cuanto sabes que tienes un tumor o conoces el pronóstico, no puedes volver atrás. ¿Serás fuerte o te derrumbarás? Es difícil de saber. Así que no te preocupes por eso, disfruta de la vida, antes de que te den la noticia. La ignorancia es felicidad."
Meredith Grey.
Capítulo 12. Caminando en un sueño.
"Los que sufren una amputación, a menudo, experimentan una sensación donde estaba la extremidad amputada: sienten que sigue ahí. El síndrome se llama 'miembro fantasma'. Es como si el cuerpo no aceptara el terrible trauma que ha sufrido. La mente intenta volver a completar el cuerpo. Los que padecen ese síndrome hablan de muchas sensaciones diferentes, pero la más común de todas es el dolor.
El cuerpo puede ser terco cuando hay que aceptar el cambio. La mente conserva la esperanza de que el cuerpo vuelva a estar entero. Y la mente luchará por esa esperanza, con uñas y dientes, hasta que halle un modo de entender la nueva realidad y acepte que lo que se ha ido, lo ha hecho para siempre."
Meredith Grey.
Capítulo 13. A sangre y fuego.
"Todos hemos oído las palabras de moda: racionalizar, optimizar, integrar, adaptar. Todos los días a alguien se le ocurre una nueva estrategia, una herramienta para aumentar nuestra eficacia. La idea es facilitarnos la vida. La cuestión es, ¿la facilita?
Para ser eficiente, tienes que eliminar lo que no funciona, pensar en lo que importa, y aferrarte a las cosas que más importan."
Meredith Grey.
Capítulo 14. La cara del cambio.
"A mí no me van los cambios. En oncología, cuando una célula normal se convierte en algo maligno, se habla de transformación. Las células se hacen tóxicas delante de tus ojos. Así que, yo creo que la transformación es una mierda.
El cambio es extraño, no todos se adaptan. Puede pillarte desprevenido. Las cosas no son como antes, tu mundo se transforma, te das cuenta de que el suelo se ha movido. Todo es incierto y no hay vuelta atrás. El mundo a tu alrededor es diferente, irreconocible, y no puedes hacer nada, estás atrapado. El futuro te mira a los ojos y no sabes si te gusta lo que ves. Como dije, no me van los cambios."
Alex Karev.
Capítulo 15. Dura negociación.
"Dicen que hay un signo infalible en una negociación de éxito. Cuando ambas partes se levantan de la mesa y las dos sienten que les han jodido, se trata de alcanzar un acuerdo con el que todos salgan ganando.
Dicen que la negociación es un arte, pero cuando negociamos, tenemos una estrategia, usamos tácticas. Estrategia y táctica no son palabras para buscar un consenso: son para ir a la guerra."
Meredith Grey.
Capítulo 16. Por eso luchamos.
"Hay una intervención para tratar la epilepsia que consiste en cortar la conexión entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro para bloquear las señales que provocan las convulsiones. El problema es que también impide al cerebro comunicarse consigo mismo: el hemisferio izquierdo no sabe lo que se propone el derecho. El paciente puede sufrir problemas de coordinación, memoria, habla. Es una solución drástica que sólo se completa cuando las demás opciones han fallado porque, cuando se hace ese corte, no hay vuelta atrás.
Hay una razón por la que los cirujanos están dispuestos a jugárselo todo en una operación arriesgada sin vuelta atrás y que podría tener terribles consecuencias: a veces, funciona."
Meredith Grey.
Capítulo 17. Trasplante en tierra baldía.
"Para un paciente en estado crítico, un trasplante supone empezar de cero, una segunda oportunidad. Pero el cuerpo está diseñado para combatir a los invasores, incluso a los que intentan salvarlo. Un trasplante no garantiza que la vida sea más fácil: existe el riesgo de que el cuerpo rechace el órgano.
El proceso del trasplante asusta. El paciente pasa de preocuparse porque le den un órgano a preocuparse por si lo rechazará. La ansiedad no desaparece hasta que abre los ojos tras la operación y ve que el regalo ha sido aceptado."
Meredith Grey.
Capítulo 18. Manos ociosas.
"El trabajo mantiene activa la mente, evita que nos metamos en líos. Cuando no estamos trabajando, nuestras manos están ociosas y el diablo busca las manos ociosas. Y cuando tu mente está ociosa, seguro que también intervendrá el diablo.
Al principio, el ocio puede parecer agradable, con las bromas y las risas. Todos necesitamos el ocio para pensar en algo que no sea el trabajo, aunque signifique pensar en algo que nos da miedo. Descansar del trabajo es el modo de adquirir perspectiva. Sólo después de ver las cosas con perspectiva, recordamos dónde deberían estar nuestras manos."
Meredith Grey.
Capítulo 19. No puedo quitarme esa sensación.
"Imagina que estás en un quirófano mirando una aneurisma incrustada en el lóbulo frontal de un paciente. Necesitarás tres cosas para extirparlo: confianza, un bisturí y grandes dosis de instinto.
Hay sentimientos que se niegan a marcharse, son distracciones que te susurran al oído. Hay cosas que se enconan, por mucho que lo intentes, no puedes ignorar el instinto. Como suele decirse, 'fíate de tu intuición'."
Meredith Grey.
Capítulo 20. Ella me está matando.
"Los pacientes lo dicen constantemente: 'Dígamelo sin rodeos. Quiero saber qué me pasa. Dígamelo, lo aceptaré.' No eludimos las preguntas por crueldad, lo hacemos porque cuando dicen que quieren saber la verdad, no saben lo que dicen.
Dicen que la verdad te hará libre, qué sabrán los que lo dicen. La verdad es terrible, aterradora. Es más de lo que puedes soportar. Tenemos que ser sinceros contigo, cuidado con lo que preguntas cuando entras en un hospital porque, cuando sepas lo que pasa de verdad, quizá nunca te recobres."
Meredith Grey.
Capítulo 21. Monstruo dormido.
"Las inspecciones son como monstruos durmientes: no las ves, no las notas, pero debes hacer cuanto esté en tu mano para contenerlas porque, cuando los monstruos despiertan, no puedes controlarlos.
Todo el tiempo que has estado convenciéndote de que el monstruo durmiente no era real, estaba cogiendo fuerzas, la infección se extendía. El monstruo está despierto y no puedes hacer nada."
Miranda Bailey.
Capítulo 22. ¿Crees en la magia?.
"No existe eso que llaman magia, que nosotros sepamos. Y aunque los cirujanos estudiamos los secretos que se esconden tras el intricado sistema de células, tejidos y órganos, cuando las cosas se tuercen hasta límites insospechados, sólo tenemos algunos trucos en la manga para recomponer un cuerpo. Pero existe un poder o, más bien, un hechizo, y si lo usas bien, puede ser casi mágico.
Como cirujanos, no somos ajenos a los desgarros del cuerpo humano, de hecho, sacrificamos lo mejor de nuestra vida aprendiendo todas las formas que hay de recomponerlo. Pero hay heridas que los cirujanos no podemos curar, no nosotros solos, se necesita un poder que no tenemos. La magia no existe, no ésa del abracadabra y los genios de las lámparas. Bien, hay cierta magia en la certeza de que, aunque no todo puede repararse, se puede sobrevivir a casi todo."
Meredith Grey.
Capítulo 23. La preparación lo es todo.
"Te golpean inesperadamente. Cuando llegan las desgracias, llegan de pronto, sin previo aviso. No vemos llegar la catástrofe, aunque intentemos estar preparados.
Nos esforzamos al máximo, pero, a veces, no es suficiente. Nos ponemos el cinturón, nos ponemos el casco, vamos por sitios iluminados. Intentamos salvarnos, intentamos protegernos. Pero eso no sirve de nada porque, cuando llegan las desgracias, aparecen de repente. Las desgracias llegan de repente, sin previo aviso, pero olvidamos que, a veces, las alegrías también llegan así."
Meredith Grey.
Capítulo 24. La tormenta perfecta.
"Tenía una gran profesora en la Facultad, parecía invencible, y un día, tuvieron que extirparle la vesícula. Murió en la operación: sus plaquetas dejaron de coagular, se desangró en la mesa. Todo lo que podía salir mal, salió mal. Los cirujanos tenemos un nombre para eso, lo llamamos una tormenta perfecta. Es curioso, no creí que me pasara a mí.
Todas las tormentas amainan. Cuando todos los árboles han sido arrancados, cuando todas las casas han sido despedazadas, el viento por fin calla, en el cielo se hacen claros, la lluvia cesa. El cielo se despeja en un instante y, sólo entonces, en los momentos de calma tras la tormenta, sabemos quién fue lo bastante fuerte para sobrevivir."
Meredith Grey.
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