Capítulo 1. Buen luto (Parte I).
"Según Elisabeth Kübler-Ross, cuando vamos a morir o sufrimos una dura pérdida, todos atravesamos cinco fases definidas: primero, lo negamos porque es tan inimaginable que no podemos creer que sea cierto; nos enfadamos con todos, con los supervivientes, con nosotros mismos; luego negociamos, suplicamos, imploramos, ofrecemos cuanto tenemos, hasta nuestras almas, a cambio de un día más. Cuando la negociación fracasa y no podemos soportar la ira, nos deprimimos, nos desesperamos, hasta que por fin aceptamos que hemos hecho todo lo que hemos podido y nos resignamos, nos resignamos y acabamos aceptándolo.
En la facultad, tenemos cientos de clases en las que nos enseñan a combatir la muerte, y ni una sola de cómo vivir."
Meredith Grey.
Capítulo 2. Adiós (Parte II).
"El diccionario define 'pesar' como: sentimiento o dolor interior que molesta y fatiga el ánimo, profunda pena. A los cirujanos, a los científicos, se nos enseña a aprender y a confiar en los libros, en sus definiciones, en su autoridad. Pero en la vida, raras veces, son aplicables las definiciones rigurosas. El pesar puede manifestarse de muchas formas que en poco se parecen a una profunda pena.
Todos tenemos alguna vez un pesar enorme. Cada uno lo encaja a su manera. No sólo sentimos pesar por la muerte, también por la vida, por la pérdida, por el cambio. Cuando nos preguntamos por qué a veces todo es un asco, por qué duele tanto, debemos recordar que todo puede cambiar en un instante. Así sigues viviendo, cuando te duele tanto que no puedes respirar, así sobrevives. Recordando el día en que sin saber cómo y, aunque parezca imposible, no te sentías así, no te dolerá tanto. El pesar le llega a cada uno a su hora, a su manera. Lo mejor que podemos hacer, lo mejor que cualquiera puede hacer es ser sincero. Lo peor del pesar es que no puedes controlarlo. Lo mejor que podemos hacer es permitirnos sentirlo cuando llega. Y liberarnos de él cuando podamos. Lo peor es que cuando crees que lo has superado, vuelve otra vez. Y cada vez te deja sin aliento.
Hay cinco fases en el duelo. Se manifiestan de forma diferente en cada uno, pero siempre hay cinco: negación, ira, negociación, depresión y aceptación."
Meredith Grey, Alexandra 'Lexie' Grey, Mark Sloan, Alex Karev, Isobel 'Izzie' Stevens, Derek Sheperd, Miranda Bailey, Owen Hunt, Arizona Robbins, Caliophe 'Callie' Torres, y Cristina Yang.
Capítulo 3. Siempre he sentido que alguien me vigila.
"La paranoia tiene sus ventajas en el quirófano. Los cirujanos se imaginan el peor de los panoramas. Estás a punto de cerrar, has detenido la hemorragia, lo sabes, pero hay una voz en tu cabeza preguntándote, ¿y si no lo has hecho? ¿Y si el paciente muere y pudiste evitarlo? Revisas tu trabajo otra vez antes de cerrar. La paranoia es la mejor amiga del cirujano.
Todos somos candidatos a sufrir el terror por no saber qué va a pasar. Pero es inútil porque todas las preocupaciones y los planes por si pasa esto o aquello sólo empeoran las cosas. Así que saca a tu perro a pasear o échate una siesta, hagas lo que hagas deja de preocuparte, porque la única cura para la paranoia es estar aquí, aquí, y ser como eres."
Meredith Grey.
Capítulo 4. Obligación mancillada.
"Nuestra vida comienza con obligaciones. Prometemos lealtad a la bandera, juramos devolver los libros de la biblioteca. Pero según cumplimos años, hacemos votos, nos cargan con compromisos: no hacer daño, decir la verdad y nada más que la verdad, amarnos hasta que la muerte nos separe... Las promesas se van amontonando hasta que les debemos a todos y de pronto pensamos: ¿¡Qué co...!?
Cuando eres cirujano todos quieren una parte de ti. Hacemos un juramento y de pronto las obligaciones nos abruman, hacia nuestros pacientes, hacia nuestros colegas, hacia la medicina. Hacemos lo que haría cualquier persona en su sano juicio: huir de nuestras promesas esperando que las olviden. Pero tarde o temprano nos alcanzan. Y a veces, ves que la obligación a la que más pavor tienes, no merece que huyas de ella."
Meredith Grey.
Capítulo 5. Invasión.
"Cuando enfermas todo empieza con una bacteria, un único y repugnante intruso. En poco tiempo, el intruso se duplica y son dos. Después los dos, se convierten en cuatro, y los cuatro en ocho. Y antes de que tu cuerpo se dé cuenta, le están atacando. Es una invasión. La cuestión para el médico es: cuando aparecen los invasores, cuando se apoderan de tu cuerpo, ¿cómo te deshaces de ellos?
¿Qué hacer cuando la infección te ataca y se apodera de ti? Haces lo que debes hacer y tomas las medicinas, o aprendes a vivir con ello y esperas a que desaparezca. O te rindes y dejas que te mate."
Meredith Grey.
Capítulo 6. He visto lo que he visto.
"Para diagnosticar correctamente, los médicos cambian constantemente de perspectiva. Partimos desde el punto de vista de los pacientes, aunque normalmente no tienen ni idea de lo que les pasa. Vemos al paciente desde todos los ángulos posibles, descartamos posibilidades y buscamos información, intentando averiguar qué va mal. Nos piden segundas opiniones, esperando que veamos algo que quizá a otros se les ha pasado. Para el paciente, otra perspectiva puede suponer la vida o la muerte. Para el médico, enfrentarte a todos los que estaban allí antes que tú.
Cuando las consecuencias son difíciles de aceptar, es cuando pedimos una segunda opinión. A veces, la respuesta confirma nuestros temores. Pero, a veces, puede aportar otra solución que te dé una nueva perspectiva. Tras escuchar todas las opiniones y considerar todos los puntos de vista, por fin encuentras lo que buscabas: la verdad. Pero con la verdad no acabas, empiezas otra vez con un montón de preguntas nuevas."
Meredith Grey.
Capítulo 7. Dale una oportunidad a la paz.
"Pregunta a los cirujanos por qué se hicieron cirujanos. Seguramente te dirán que por la euforia, por la emoción, por lo que sientes cuando abres a alguien para salvarle la vida. Para mí fue distinto, quizá porque me crié con cuatro hermanas. No. Sin duda, fue por eso. Fue el silencio lo que me atrajo de la cirugía. El quirófano es un lugar silencioso, apacible, para que estemos alerta ante las complicaciones. Cuando estás en el quirófano con tu paciente sobre la mesa, el ruido del mundo, las preocupaciones, desaparecen. La calma se apodera de ti, el tiempo pasa sin darte cuenta. En ese momento, te sientes en paz.
Pregunta a los cirujanos por qué se hicieron cirujanos. Seguramente te dirán que por la euforia, por la emoción... Yo lo hice por la tranquilidad. La paz no es un estado permanente, existe por momentos, por instantes, y desaparece antes de que nos demos cuenta. Podemos sentirla en cualquier momento: en el gesto de cariño de un extraño, en una tarea que requiere concentración, o en el consuelo de la rutina. Todos los días experimentamos momentos de paz. El truco está en saber cuándo suceden para poder abrazarlos, vivirlos, y luego dejarlos marchar."
Derek Shepherd.
Capítulo 8. Involucrado en el amor.
"Es imposible describir el pánico que sientes cuando eres cirujano y tu busca suena de madrugada. Tu corazón se acelera, la mente se para, se te duermen los dedos. Tienes una prioridad: es la madre de alguien, el padre de alguien, el hijo de alguien. Dependen de ti porque su vida está en tus manos. La prioridad del cirujano siempre es el paciente. Cuando tu paciente es un niño, no sólo es tu prioridad, es tu responsabilidad. Eres el responsable de que ese niño sobreviva y tenga un futuro. Y eso es terrorífico.
Dicen que cuanto más inviertas, mayores serán los beneficios. Pero debes estar dispuesto a arriesgarte. Y debes entender que puedes perderlo todo. Pero si te arriesgas, si inviertes con cabeza, quizá te sorprenda el resultado."
Meredith Grey.
Capítulo 9. Historia nueva.
"Los médicos viven en un mundo de constante progreso. Siempre hacia delante. Si te paras, te quedas atrás. Pero por mucho que intentemos mirar hacia delante, por tentador que sea no mirar atrás, el pasado siempre vuelve para darnos una patada en el culo. Y como la historia nos demuestra, los que olvidan el pasado están condenados a repetirlo.
A veces no puedes dejar marchar al pasado. Y a veces haríamos cualquier cosa por olvidarlo. Y a veces aprendemos algo nuevo del pasado que cambia todo lo que sabemos del presente."
Meredith Grey.
Capítulo 10. Vacaciones.
"El mejor regalo de mi vida lo recibí en Navidad a los diez años: mi primer kit de sutura. Lo utilicé hasta que me sangraron los dedos, y luego lo usé para cosérmelos. Fue el primer paso para hacerme cirujana. Quería decir que los mejores regalos a veces llegan en envoltorios sorprendentes.
Todos los días podemos regalar la vida: puede ser doloroso o aterrador. Pero al final merece la pena. Siempre. Todos tenemos la oportunidad de regalar algo. Quizá los regalos no sean tan dramáticos como lo que pasa en un quirófano. El regalo puede ser dar una simple disculpa, o comprender el punto de vista de otro, o guardarle un secreto a un amigo. Lo bonito, dicen, es regalar. Pero cuando deja de serlo, cuando el regalo empieza a pesarte, debes parar. Pero si eres como la gente que conozco, regalas hasta que duele, y luego regalas más."
Meredith Grey.
Capítulo 11. Parpadeo.
"Damos por sentado que los cambios en nuestra vida se producen poco a poco, con el tiempo. Pero no es cierto: lo importante sucede en un segundo. Convertirse en adulto, convertirse en padre, convertirse en médico... Hoy no lo eres y, de pronto, lo eres. Pregúntale a un médico y te dirá cuál fue el instante en que se sintió médico, y seguro que no fue el día en que se licenció. Fuera cuando fuera, nadie lo olvida. A veces, ni siquiera te das cuenta del cambio. Crees que sigues siendo tú y que tu vida es la de siempre. Pero un día te despiertas, miras alrededor y no reconoces nada, nada en absoluto.
No olvidas el momento en que te conviertes en médico. Algo se activa en tu cerebro y ya no te disfrazas con la ropa de tu madre. Tienes tu propia bata. Lo que quizá no notes es que haberte convertido en médico te ha cambiado."
Meredith Grey.
Capítulo 12. Te quiero más cuando estás desnudo.
"La primera regla en cirugía es evitar riesgos: las manos deben estar limpias, las incisiones deben ser pequeñas y las heridas deben estar cubiertas. La segunda regla es que cuando no puedas cumplir la primera intentes otra cosa. A veces, no puedes evitar riesgos. A veces, el daño es tan grave que tienes que cortar a lo grande.
En cirugía, la curación comienza con un corte, una incisión que rasga la carne. Hay que dañar el tejido sano para poder ver el dañado. Parece cruel y en contra del sentido común. Pero da resultado, te arriesgas a abrir para curar, y cuando acabas, cuando has cerrado la incisión, esperas. Esperas con la esperanza de que el paciente se cure, de que lo que has hecho no haya sido empeorarlo."
Meredith Grey.
Capítulo 13. El estado del amor y la confianza.
"Pedimos mucho a los pacientes: los dormimos, los abrimos, hurgamos en su cerebro y en sus entrañas, les pedimos confianza ciega. Curiosamente a los cirujanos nos cuesta confiar porque nos enseñan desde el primer día que sólo podemos confiar en nosotros, sólo puedes fiarte de tu instinto. Sólo puedes fiarte de tu destreza hasta que un día dejas el aula y entras en un quirófano. Estás rodeado de otros, de un equipo de otros. Un equipo del que dependes. Confías en él, o no.
No voy a mirar al pasado. Miro al futuro. Pienso en lo que este hospital puede ofrecer. Quiero honrar a Richard Webber y su legado, no destruirlo. Y por eso será un honor ser el nuevo jefe de cirugía."
Derek Shepherd.
Capítulo 14. Masacre del Día de San Valentín.
"El bisturí está hecho de acero inoxidable, cementado, esterilizado. Un enorme avance desde el primer bisturí que era un palo afilado. La medicina no para de reinventarse, y también los cirujanos deben hacerlo. Hay que adaptarse a los cambios, y puede ser doloroso. Pero sin ello, retrocederíamos en vez de avanzar.
Debemos seguir reinventándonos, casi cada minuto porque el mundo cambia en un instante y no hay tiempo para mirar atrás. A veces, nos imponen el cambio. A veces, sucede sin querer. Y lo aprovechamos al máximo. Debemos idear formas para curarnos constantemente. Cambiamos, nos adaptamos, creamos nuevas versiones de nosotros. Sólo debemos cerciorarnos de que es mejor que la anterior."
Meredith Grey.
Capítulo 15. El túnel del tiempo.
"He visto a muchos residentes llegar y marcharse en este tiempo y todos son adictos a la cirugía: la anteponen a la comida, al sueño, pasa a ser lo más importante. Lo que no saben es que vivir en ese estado de euforia puede comérselos vivos. Algunos lo superan, cruzan al otro lado y sobreviven con su cordura intacta, se convierten en buenos médicos y en personas fuertes. Yo no, sucumbí, no he matado a nadie y doy las gracias por ello. Pero hice daño y me asusté de mí mismo. Hoy hace 45 días que no bebo, soy Richard y soy un alcohólico en proceso de recuperación."
Richard Webber.
Capítulo 16. Un perfecto pequeño accidente.
"A los cirujanos nos gusta hacerlo todo al detalle: nos gustan las estadísticas, la comprobaciones y los procedimientos quirúrgicos. Nuestros pacientes viven porque disfrutamos siguiendo los pasos. Pero, por mucho que nos gusten las cifras, sabemos que muchos de los hallazgos médicos se produjeron por accidente. Moho: penicilina; corteza venenosa una cura para la malaria; una pequeña píldora azul, adiós a la impotencia. Nos cuesta aceptar que no siempre son los esfuerzos o fijarse en los detalles lo que nos da la respuesta. A veces, debemos detenernos, relajarnos y esperar el feliz accidente.
Por muchos planes que hagamos y muchos pasos que sigamos, nunca sabemos cómo acabará el día. Preferiríamos conocer los problemas que vamos a encontrarnos. Los accidentes terminan siendo los momentos más interesantes de nuestro día, de nuestra vida: las personas que no esperamos que aparezcan, acontecimientos que nunca hubiéramos imaginado... De pronto, te encuentras en un sitio donde nunca pensaste que estarías y está bien, o tardas en acostumbrarte. Sabes que llegará un momento en el que te sentirás a gusto allí. Así que, debes acostarte pensando en mañana, repasar tus planes, hacer comprobaciones, y esperar que los accidentes que se interpongan en tu camino sean de los felices."
Meredith Grey.
Capítulo 17. Exigencia.
"Los cirujanos no nos dormimos en los laureles, no nos relajamos, no estamos quietos. Sea cual sea el juego, nos gusta ganar. Y cuando ganamos, buscamos otro juego. Nos exigimos: los residentes, los cirujanos... No importan los logros. Si eres escalador, siempre hay otra montaña.
En las fotos, los escaladores en la cima de la montaña están sonrientes, pletóricos, triunfantes. Nadie hace fotos del camino, porque, ¿quién quiere recordarlo? Nos exigimos porque es necesario, no porque nos guste. El implacable ascenso, el dolor y la angustia mientras intentas superarte... Nadie hace fotos de eso, nadie quiere acordarse. Sólo queremos recordar las vistas desde la cima, el incomparable momento en la cumbre del mundo. Eso nos ayuda a seguir ascendiendo, y el dolor merece la pena. Eso es lo extraño, que merece la pena."
Meredith Grey.
Capítulo 18. El suicidio es indoloro.
"Morir no es fácil. El cuerpo está diseñado para estar vivo: cráneos recios, corazones fuertes, sentidos agudos. Cuando el cuerpo empieza a fallar, entra en juego la medicina. Los cirujanos son tan arrogantes que creen que no hay nadie a quien no puedan salvar. Como decía, morir no es fácil.
Vivir es mejor que morir, hasta que deja de serlo. Pero, aunque dejar morir a una persona sea lo correcto, los cirujanos no estamos hechos para eso: somos arrogantes y competitivos. No nos gusta perder. Y la muerte es como perder. Aun cuando sabemos que no lo es, sabemos que ha llegado la hora y que está bien. Sabemos que hemos hecho cuanto podíamos. Es difícil deshacerse de la sensación de que pudiste hacer más."
Owen Hunt.
Capítulo 19. Simpatía por los padres.
"Los psicólogos creen que todos los aspectos de nuestra vida, todos nuestros patrones de conducta son el resultado de la relación con nuestros padres. Que todas las relaciones que tenemos no son más que versiones de esa relación, que lo intentamos una y otra vez para hacerlo bien.
Es el trabajo más importante del mundo. Debería necesitarse una licencia, pero la mayoría no pasaríamos ni el examen teórico. Hay gente que lo lleva dentro, han nacido para ello. Otros tienen otros dones. Lo bueno es que la biología establece que no tengas que hacerlo solo. Puedes pasarte la vida preguntándotelo, pero el único modo de saber qué tal padre serías es dejar de hablar de ello y hacerlo."
Meredith Grey.
Capítulo 20. Anzuelo, sedal y pecador.
"Somos médicos, nos enseñan a cuidar de seres humanos, y estamos bastante seguros de lo que debemos buscar: cortes, infecciones, mutaciones genéticas...
Como médicos tenemos un arsenal siempre dispuesto: antibióticos para las infecciones, narcóticos para el dolor, bisturíes para extirpar tumores y cánceres, para erradicar la amenaza. Pero para las amenazas físicas, para todo lo demás, estás solo."
Meredith Grey.
Capítulo 21. Insensibles.
"La piel es el órgano más extenso del cuerpo: nos protege, nos contiene, nos hace saber lo que sentimos. La piel puede ser suave y vulnerable, muy sensible, fácil de romper. La piel no le importa a un cirujano, la cortamos sin contemplaciones, nos metemos dentro y buscamos los secretos que guarda. Hay que tener delicadeza y tacto.
Por mucho que queramos ponernos una coraza, hay millones de terminaciones nerviosas debajo, abiertas y expuestas, y sintiendo demasiado. Por mucho que intentemos no sentir dolor, a veces, es inevitable. A veces, es lo único que nos queda, sentir y nada más."
Meredith Grey.
Capítulo 22. Brillante felicidad de la gente.
"Se suele creer que el pensamiento positivo ayuda a llevar una vida más feliz. De pequeños nos decían que sonriéramos y pusiéramos cara de estar contentos. De mayores nos dicen que miremos el lado positivo, que no hay mal que por bien no venga, y que el vaso está medio lleno. A veces, la realidad se impone y te impide comportarte como si fueras feliz. La salud te puede fallar, tu pareja te puede engañar, tus amigos pueden defraudarte. En esos momentos, sólo quieres aceptar la realidad, olvidar las apariencias y ser tú mismo, asustado e infeliz.
Si le preguntas a la gente qué quiere en la vida, la respuesta es sencilla: ser felices. Pero quizá sea esa expectativa, querer ser felices, lo que nos impide llegar a serlo. Quizá cuanto más intentemos obligarnos a ser felices, más confundidos estemos, hasta que ni nos reconocemos. En vez de eso, seguimos sonriendo e intentamos ser esas personas felices que quisiéramos ser; hasta que nos damos cuenta de que lo hemos tenido delante, ni en nuestros sueños, ni en nuestras esperanzas, sino en lo que nos hace sentir cómodos, en lo que conocemos."
Meredith Grey.
Capítulo 23. Santuario.
"A muchos, el hospital les da miedo, les parece un lugar hostil, un lugar donde pasan cosas malas. La mayoría prefiere la iglesia o el colegio, o su casa. Pero yo me crié aquí. Mientras mi madre hacía sus rondas, yo aprendí a leer junto a un quirófano, jugaba en el depósito de cadáveres, coloreaba con mis lapiceros historiales de urgencias. El hospital era mi iglesia, mi colegio, mi casa, el lugar donde me sentía segura, mi santuario. Me encanta estar aquí. Corrijo, me encantaba.
Aprendí a leer junto a un quirófano, jugaba en el depósito de cadáveres, coloreaba con mis lapiceros historiales de urgencias. El hospital era mi iglesia, mi colegio, mi casa, el lugar donde me sentía segura, mi santuario. Me encanta estar aquí. Corrijo, me encantaba."
Meredith Grey.
Capítulo 24. La muerte y todos sus amigos.
"La vida está llena de dilemas: sí o no, dentro o fuera, arriba o abajo; y luego los que de verdad importan: amar u odiar, ser un héroe o un cobarde, luchar o rendirse, vivir o morir. Vivir o morir: es la elección que importa, y no siempre está en nuestras manos.
Sí o no, dentro o fuera, arriba o abajo, vivir o morir, ser un héroe o un cobarde, luchar o rendirse. Lo repetiré para asegurarme de que me habéis oído. La vida está llena de dilemas: vivir o morir, eso es lo que importa y no siempre está en nuestras manos."
Derek Shepherd.
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